No hay acto de la princesa Leonor que no suscite curiosidad extrema. Ayer se entregaban los Premios Princesa de Girona y hoy todo el mundo habla de su dos piezas verde arrugado y su escote más que de los premiados o de un acto que no siempre ha sido bien recibido en Cataluña.
Me ahorraré comentar este último hecho porque es harina de otro costal mucho más complejo y delicado y no es la finalidad de esta columna de opinión.
Sí me pregunto quién es el responsable de aconsejar sobre la indumentaria de Leonor y Sofía. Que su madre da el visto bueno es evidente conociendo la personalidad de la reina Letizia, pero algo se nos escapa para entender por qué la propia reina siempre brilla por encima de todo y sus hijas van y vienen en looks que no suelen ser acertados y mucho menos favorecedores.
Vamos al grano de lo que vimos ayer.
1. La reina. No debería ser la mejor de estos aciertos pero no lo puede evitar. Estaba infinitamente más apropiada que la verdadera protagonista de la velada, su hija Leonor.
Vestido negro simple de escote V y falda evasé del low cost sueco H&M. Melena con cola recogida en su propio pelo y makeup perfecto.
2. La princesa Leonor acertó en su sonrisa, su preparación, su saber estar y sus palabras bien medidas y alabadas, que no es poco. El vestido que envolvía todo eso tan bueno que ya tiene se convirtió en su enemigo.
1. El dos piezas de falda y blusa en poliéster verde arrugado de textura chubasquero de la princesa Leonor era un error en toda regla. Lo firmaba Cherubina, que hace prendas estupendas no lo dudo, pero la de ayer no era para la princesa. Ni le sentaba bien a su edad, se la multiplicaba por 4, ni acompañaba a la pretendida frescura de una joven con soltura en público y cuidada preparación.
Ella me encanta, tiene un punto natural más allá de su correctísima labor de anfitriona que la hace entrañable, muy alejado de la sofisticación internacional de la reina. ¿Pero si ya tiene ese punto especial por qué cargárselo intentando vestirla de algo que no es? ¿Por qué se empeñan en disfrazarla como de influencer borracha de tendencias a menudo absurdas?
Si la reina Letizia se hubiese puesto este look seguramente nos habría gustado el atrevimiento. Pero a Leonor no le hace falta, ella ya puede brillar por otros muchos motivos que no tienen por qué estar anclados a un puntual escaparate.
Ojalá dejasen que se vistiese sola, seguro que sabríamos encontrar en ella la frescura que sabemos que tiene. Aunque se equivocase algunas veces.
2. Tampoco me mataba de gusto el lurex plata de la infanta Sofía que firmaba Moisés Nieto. Un vestido de la colección otoño-invierno 2024 nada ‘ad hoc’ en una noche de verano mediterráneo.
Más allá de lo que dicten las marcas, los diseñadores, las pasarelas, los escaparates e incluso las, a veces imposibles tendencias, están la personalidad y la pura urbanidad, esa que nos enseña de toda la vida el saber estar y el modo de actuar en cada ocasión y momento. Y cuando personalidad y urbanidad se controlan, uno ya puede arriesgarse con lo que quiera.
Que alguien tome nota en el armario real de la heredera.
Te interesa: