Yo me pregunto qué pensará Tamara Falcó al ver las fotos de su pasada boda y aquel despropósito de vestido de novia de invierno en la Castilla del calor más sofocante y el espectacular Pertegaz con el que se ha casado ahora su amiga Luisa Bergel. Esa misma amiga por la que conoció a su Íñigo Onieva poco tiempo antes de que se convirtiese en el corneador más famoso de la nueva España en no sé qué nano segundo ni de qué metaverso.
Pues bien, no sé bien lo que pensaría pero me atrevo a decir que se murió de envidia de que los Bergel tengan esta joya de Pertegaz de los 50 y de que Jorge Vázquez lo haya adaptado a Luisa en este 2023 de manera exquisita.
Sí las comparaciones son odiosas, pero es que no había otra forma más clara y realista de empezar estos aciertos con este abismal mundo entre ambas novias. Una fue un terror y esta ha sido un esplendor.
1 La novia. Con todo su poderío y a pesar de que yo le habría suprimido los guantes salvo que se hubiese casado en octubre. Pero entiendo que el guiño a las novias de su familia tenía que ser completo y eso es maravilloso. El Pertegaz de herencia familiar, en seda marfil, era exquisito.
Igual que el tocado, el recogido bajo, el makeup, el ramo, las joyas… Todo. Bravo.
2. Vicky Martín Berrocal se enfundó suntuosa en este teja divino de su propia marca Victoria Colección. Ella ha sido, sin duda, la invitada perfecta en las bodas de este verano.
3. El Tot Hom floral de Teresa Baca de tirantes joya y su bolso fucsia tenían su rollo romántico festivo.
4. Alejandra Onieva, hermana del maridísimo de la marquesa, tiró de Redondo Brand y este vestido naranja de volantes que no era lo más sofisticado del mundo ni la intención. Era vistoso, efervescente y optimista al máximo. Y eso en una boda de verano tiene su súper punto.
5. No como el oscuro de Tamara Falcó, a pesar de las flores gigantes. No, no era mi favorita en esta boda la marquesa aunque no fuese un error. Pero no por el vestido floral de su propia colección en colaboración con Pedro del Hierro, que tampoco me mataba de gusto, sino por esos zocotroncos que se calzó, que si me dicen que han salido del armario de la familia Preysler juro y perjuro que me han mentido.
1. Pue eso, que a pesar de dejar a la marquesa en el último acierto bajo a los errores su calzado de costa, que para una cena en la playa serían muy fresh pero para una boda como que me estrangulan la vista.
2. ¿Por qué Íñigo Onieva parece muchas veces que llega de resaca y sin tiempo a una ducha? Con lo mono que está de chaqué, que menos que un agua y un peine. No sé, que me llamen loco…
3. ¿Por qué el guapazo de Miguel Ángel Muñoz se viste igual para una party night de unos premios que para una boda? Hay días que me gusta su royo acanallado y otros en los que no lo pillo.
Qué placer de novia, me quedo con eso. Y qué gusto cuando ellas son las protagonistas del buen gusto de sus bodas, como debe ser, por encima de todo y de todos los demás.
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