La reina sacó anoche uno de sus vestidos fetiche de marca España para el estreno de la temporada de Ópera del Teatro Real y se volvió a comer con patatas a todas las invitadas.
Me alegra porque este vestido, que ya estrenó Letizia en los Premios Princesa de Asturias de 2021, es obra de mi amigo Antonio Burillo y de Juan Carlos Fernández, el dúo The 2nd Skin Co.
Y me alegra también porque no puede ser más marca España por muy internacional que sea su nombre y su mercado.
1. La reina Letizia fue un acierto en todo su conjunto. Empezando por el citado vestido fetiche, midi, en tafetán negro, con bolsillos, cinturón estrecho y línea lady de la colección Magnolia de The 2nd Skin Co. Los salones negros de Manolo Blahnik, más marca España internacional. Las uñas cortas. La melena suelta y con ondas al agua. Y una de las pulseras gemelas de diamantes, de las joyas de pasar de la reina Victoria Eugenia, cuyo origen fue una corona de Cartier regalo de Alfonso XIII y que ella misma encargó deshacer poco después cuando pasó de moda para montar sus piedras en dos pulseras exactas.
Todo en la reina Letizia era anoche, una vez más, perfecto y sin competencia alguna.
2. De negro también, en flores 3D, el estupendo midi de Elie Saab de Amparo Corsini, cuñada de Tamara Falcó.
3. Isabel Preysler ya no tiene esa capacidad de epatar a la reina, pero estaba correcta con su tres piezas en satén gris de Silvia Tcherassi con mangas abullonadas y blusa de cuello halter joya.
4. No era un error el vestido rosa polvo con bordados de plata de inspiración hindú de Carmen Lomana, de hecho era divino. Y más divina aún su gargantilla de diamantes. Pero a estas alturas de la vida yo le habría puesto mangas, aunque fuesen muy sutiles, a este vestido para Carmen.
5. Tampoco era error ni mucho menos, aunque resultase simplón, el rosa palo de manga francesa de Ana Botella. A veces lo simple resuelve los riesgos a pesar de que una no se convierta en la reina de la fiesta.
1. Yo me pregunto en qué pensaría la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, cuando se miró al espejo antes de salir de su casa.
Su mini vestido negro brillante y sus sandalias de tacón ancho eran como de guateque revival de los 60. No ha lugar.
2. Me espantaba el pantalón como de trapillo de diario con esas sandalias de alza de Beatriz Osorio Letelier.
Que había algún error más, lo había, pero me basta con estos dos, sonados, para gritar lo que nunca sería un acierto en una velada como esta.