Carolina de Mónaco, seguramente la mujer más buscada junto a Lady Di por sus estilismos durante décadas, cumple hoy 67 espléndidos años.
Es fácil sacar la lupa y disfrutar con una mujer así para recordar algunos de sus grandes aciertos de moda. Para los errores ya es otra cuestión, porque ella es de esas féminas que jamás traspasan los finos hilos que separan la extravagancia del fatalismo.
Carolina difícilmente podría ser un error porque tiene clase natural y belleza para sobrellevar hasta los looks más imposibles.
En algunos de ellos tenemos que poner los ojos del tiempo, de su tiempo, para entender el acierto que antaño fueron.
1. Seguramente uno de sus looks que más me sigue gustando, y que escojo como mi favorito para abrir estos aciertos, fue aquel afrancesado vestido negro largo con cola y cuerpo de estola blanca de volantes de tul y plumas. Llevaba lazada larga de raso rosa. Se lo puso en la cena preboda de los reyes de España, Felipe VI y Letizia. Lo firmaba su amigo Karl Lagerfeld para Chanel.
2. En la boda de su hijo Pierre con Beatriz Borromeo nos dejó este vestidazo maravilloso, de Chanel también, de corte trapecio y en degradé de lentejuelas negras y rosas. Espléndido.
3. Una de las veces que yo he visto más bella y radiante a Carolina, feliz y ajena a la tragedia que sucedería pocos meses después, fue en aquel último Baile de la Rosa con Stefano Casiraghi en agosto de 1989. Su vestido azul de inspiración griega con escote de laureles de oro dio la vuelta al mundo.
El Baile de la Rosa nos ha dejado otros grandísimos looks de Carolina.
4. Recuerdo aquel Chanel blanco de plumas y escamas del baile de 2006 y ese cuello envolvente con lazada.
5. O el blanco pintado a mano, con grandes volantes, que lució en el Baile de 2017. Diseño nuevamente de Karl para Chanel.
6. Seguramente el menos esperado fue el marinero de plumas que le hizo Jean Paul Gautier para el Baile del 2000 y que nos dejó claro que ella puede convertir en una noche divina cualquier cosa.
7. Y todos recordaremos con gusto aquel vestido rosa de volantes, con un hombro al aire, que lució jovencísima en el Baile de 1980. Era la imagen de la felicidad y la inocencia. Aún vivía Gracia de Mónaco.
8. En el de 2008 me fascinó su escote barco con esa especie de vestido con estola transparente y su bolso de rosas.
9. En la boda de Federico y Mary de Dinamarca, en 2004, para la cena de gala previa, se atrevió con este dorado de escote V, espalda desnuda y guantes Gilda que tanto dieron que hablar.
No fue una novia al uso, pero tanto en su boda con Junot como con Casiraghi nos dejó patente que nadar contra corriente no significaba ser estridente. Todo lo contrario.
10. Fue una novia dulce, romántica y bohemia en aquella lejana boda con Philippe Junot. Su canesú floral, y su corte simple de princesa fueron encargados a Marc Bohan, de la casa Dior.
11. Su corto champán de satén para casarse con Casiraghi era tan simple como su divina naturalidad de entonces.
12. Sólo ella podría defender con tanto glamur sus canas y aquel vestido Bollywood del Baile de la Rosa de 2023, el último.
Es complicado encontrar errores de bulto en Carolina. Pero si voy a dejar aquí algunos de sus looks que nunca me parecieron los mejores, a pesar de no ser errores protocolarios para los eventos o ceremonias para los que estaban destinados.
Y a pesar, sobre todo, de esa capacidad suya de convertir en divino hasta el error humano.
1. Como escaso ejemplo del error, aquel vestido cortó café con leche con salones nude de la boda del príncipe Guillermo de Luxemburgo con Stephanie de Lannoy, en octubre de 2012.
2. Otro error podría ser el desarreglo del cabello en la boda de nuestros Reyes tras, según dicen, una noche de bronca con un Ernesto de Hannover tan desfasado de juerga que ni siquiera pudo levantarse para la ceremonia religiosa.
A pesar de aquella melena suelta y casi ni peinada, estaba espléndida con su dos piezas de Chanel pale blue y su canotier.
3. O aquel print de leopardo de Chanel que para un vestido de gala a cualquiera le habría parecido excesivamente farandulero o cotidiano, Ella fue capaz de llevarlo hasta la pura sofisticación. Lo hizo en un evento benéfico en París en 2007.
Eso es Carolina, lo tengo claro, una mujer que hasta en el mínimo error, nos sigue gustando. No hay duda de la herencia exquisita, a pesar de lo inalcanzable, de la inmensa Gracia de Mónaco.
¡Felices 67, señora!