A pocos días de que lleguen los Oscar, una de las grandes alfombras rojas del año en todo el mundo, anoche el Sindicato de Actores de Hollywood entregaba sus premios anuales, los SAG, en el Shrine Auditorium de Los Ángeles.
Penélope Cruz estaba nominada por Ferrari y sin llevarse el premio volvió a ser protagonista de una alfombra tan nutrida de glamur que nos quita el mal sabor de boca del último circo de red carpet, el de los Premios Lo Nuestro.
1 Penélope Cruz y todo su españolismo con este Chanel Alta Costura negro tan de nuestras raíces. De falda multicapa, cuerpo de lentejuelas azul noche y escote con olán. Chapó.
2 Encaje negro exquisito. Jessica Chastain. Ella.
3 Divina la transparencia negra de Naomi Watts.
4 Rojo y corte perfecto. El espectáculo de Emily Blunt de Vuitton.
5 El delicado y chispeante Armani Privé de Elizabeth Debicki.
6 Espléndido era el vestido metálico de Jennifer Aniston, de Celine.
7 Metálico también era el Vuitton de Emma Stone.
8 El terciopelo rojo fuego de Ariana Greenblatt lo firmaba Vera Wang y parecía sacado del imponente vestuario de Lo que el viento se llevó.
9 Carey Mulligan podría haber sido hasta el propio premio con su espectacular vestido oro de perfecta arquitectura.
10 Meryl Streep es una estrella inmensa, no sólo de la interpretación, sino de su propia puesta en escena. Anoche estaba magnífica con su Prada burgundy con aplicaciones joya.
11 Rojo y tan simple como efectivo. Así era el Elie Saab strapless de Reese Witherspoon.
12 Dior, negro con mini mangas de seda blanca. America Ferrera.
13 Selena Gomez, que lleva una temporada errando en algunas alfombras con la obsesión que tienen de embutirla en los modelitos, se salva esta vez del error con su simple vestido silueta blanco glitter de Atelier Versace. Aunque tampoco era para gritar de emoción.
14 El otro burgundy de la noche fue el Dolce&Gabbana de la actriz de la nueva Sirenita, Halle Bailey.
15 De los chicos, hoy me quedo de nuevo con Bradley Cooper y su esmoquin sin pajarita.
16 O con el cruzado de Taylor Zakhar Perez.
17 Y no, no me convencía el Versace azulón de Anne Hathaway pero me niego a bajarla a los infiernos. La dejo en el limbo.
1 Sigo intentando comprender el vestido harapo de Maddie Ziegler, que era la versión del 2024 de una chica de la curva muy perdida entre los zarzales de su cuneta.
2 El Christiano Siriano de Danielle Brooks, mitad vestido con falda de súper volumen, mitad esmoquin, no me habría gustado ni en una top pero si encima se lo pone alguien grande ya se sale de la alfombra roja, del evento y hasta del mapa de los EEUU. Error de manual.
3 El color imposible peach fuzz del Pantone 2024 y encima en satinado, fue la elección de Brie Larson en este dos piezas imposible.
Givenchy es una casa histórica de gusto y sofisticación pero anoche dos vestidos de la firma me espantaron, me van a perdonar.
4 Uno, el de Joey King. No me gustaba de corte, ni de color, ni de nada. Ya lo siento.
5 El otro, este confuso blanco y negro de Kathryn Hahn al que parecía que le habían añadido ese escote drapeado con repollo incluido.
6 El modelito chocolate satinado de Leighton Meester era simple y feo.
7 Billie Eilish hoy me habría gustado para una rueda de prensa informal y divertida con un vino de día, by Vivienne Westwood, con ese look de colegiala masculina y traviesa. Pero para una noche de gala como que no.
8 Tampoco comprendí, ni con los ojos más exagerados de la moda, el vestido fuente de Ali Wong, de Iris Van Herpen. Igual es que esta noche estoy de secano. Será.
9 El de Da’Vine Joy Randolph era un repollo blanco nacarado que daba miedito.
10 De pastel de fresa y regaliz iba Colman Domingo, para regocijo de los modernitos. Pero para ser moderno y dar el campanazo hay que tener mucho gusto, y de esto no andan sobrados casi ninguno.
11 El de Cara Jade Myers parecía un disfraz de carnaval de Río.
12 Y que nadie se apure si le sobró cena. Que hay papel de plata de sobra en el modelito espantoso de Melissa McCarthy para envolver la recena de todos los asistentes a la party. Qué horror.
13 Para quitarme el dolor de ojos cierro con este Schiparaelli de Margot Robbie. Que ni me gustaba, ni me parecía un acierto, pero ella, Elsa, Schiap, me seguirá gustando eternamente como en las páginas de mi novela “Schiaparelli, la italiana de París”.