La celebración tradicional de la Misa de Pascua en el Castillo de Windsor era este año una cita incierta con los mermados miembros de la familia real británica. La enfermedad de Carlos III y de la princesa de Gales, que conocimos con un vídeo comunicado de la propia Kate intentando acallar todos los rumores del mundo, mantenían abiertas todas las incógnitas.
El rey Carlos III, muy sonriente a pesar de su cadavérico aspecto, ha presidido la misa con su esposa, la reina Camila. Era la primera vez que les veíamos en un acto público después de anunciar su enfermedad en febrero.
De los príncipes de Gales, era de esperar una vez conocido el cáncer del que se está tratando Kate, no había hoy rastro.
1 Camila brilla y se hace protagonista con la ausencia de Kate. Y aunque es súper acierto su tan británico verde inglés, asociado al desaparecido duque de Edimburgo y a los Windsor, en su vestido y su sombrero Ascot, sigo sin comprender sus vacaciones por cansancio en tan complicado momento de su monarquía. ¿Cansada de qué?
2 La Duquesa de Edimburgo, Sofía, eligió un vestido abrigo morado, con salones y boina en blanco. Y ella acertó, alejada además de tantos rumores y dislates.
3 Sarah Ferguson no será un ejemplo de elegancia en sus looks, pero ahí estaba ella con todo lo que cae sobre su familia política y eso, y su mensaje público de apoyo a Kate, son más que un acierto.
1 No es acierto que el rey Carlos III presida un acto, es su trabajo. Y salvo que no pudiese moverse, que no es el caso, qué menos que respetar la profesionalidad, más allá del vigor, de ese ejemplo que fue hasta su muerte la reina Isabel II. No tiene tiempo ya para alcanzarla este rey decrépito.
Error es su callada por respuesta a todos los rumores que ha mantenido a la familia real británica en jaque ante los ojos de todo el planeta. Es él quien debería haber tomado partido para una transparencia que en la casa de los Windsor nunca ha sido la norma. Esa es la verdad.
2 Que el respaldo principal del rey en estos momentos cruciales sean la princesa Ana y sobre todo el príncipe Andrés, ese mismo al que la reina Isabel II mantuvo lejos todo lo que pudo por sus complicaciones con la justicia en aquel asunto tan turbio, manda madre.
3 La princesa Ana siempre parece que se bajó del caballo, hasta cuando se casca un vestido. Las botas de capea que no le falten. Qué cuadro.
4 Y yo me pregunto, ¿no habría sido un momento perfecto para que el príncipe Guillermo hubiese hecho acto de presencia apoyando la ausencia lógica de una Kate que en estos momentos es la única que puede salvar la hundida imagen de la monarquía británica? Ay, si Isabel II levantase la cabeza.