Sara Sálamo e Isco Alarcón se habían comprometido a finales de 2023 tras "siete años, tres niños y cuatro perros" como ella misma ha contado. Y nunca más habíamos sabido de aquello, ni de cuándo sería la boda.
Y fue, vaya que si fue, pero sin que nadie ajeno a su entorno más cercano lo supiera.
Las fotos que ellos mismos han compartido en las redes nos han sacado de todas las dudas.
Novios, vestidos muy de novios, pero en zapas. Esto resume casi todo.
Los dos vestidos de la novia, de Rosa Clará, me gustaban.
1. El nupcial era tan simple y tan ella que era perfecto.
2. Igual de perfecto que su ramo de tulipanes blancos.
3. Y que los pendientes Art Decó con diamantes de Joyas Antiguas Sardinero.
4. El vestido para la fiesta después de la ceremonia era otro rollo, pero también perfecto para ella. Cut out, escote cruzado y drapeado y capa anudada al cuello. Para mí que sobraba la capa, pero bueno.
Hasta aquí todo bien, aunque personalmente me quede de largo con el primero.
Vamos con el novio.
5. Su chaqué gris de cuadros habría sido un reinventado british si no lo hubiese mezclado con ese chaleco y esas zapas. Lo tengo claro cristalino.
6. Más rollo y sentido tenía su esmoquin con zapatillas para la fiesta y el baile nocturno si uno quiere pasar de las formalidades.
1. Lo de las zapas a la novia ya se lo habíamos visto en alguna alfombra roja bajo sus vestidos de noche. Yo es que no le pillo el rollo, la verdad. Ni con vestidos largos de noche, ni vestida de súper novia.
Si de verdad quieres ir en zapas porque crees que eres moderna y pasas de castigarte el caminar me parece perfecto, ¿pero con un vestido clásico de mega novia? Qué necesidad. Anda que no habrá opciones cómodas.
2. El novio, como decía, se cargó el buen rollo de su chaqué gris inglés con ese color granate de su chaleco, como de domador de circo, más allá de las zapas.
3. Lo de las trenzas del peinado del zagal ya ni te cuento.
4. Y lo del corbatón negro, salvo que uno vaya a una party de noche o a un entierro, que me lo expliquen.
Pues visto lo visto podría cerrar diciendo que qué novia más mona y cómoda si no enseñase las zapatillas, pero creo que ella se empeña en mandarnos un mensaje subliminal.
No sé, algo no cuadra en ese mensaje. El caso es saber qué dice, porque a mí me parece más tontería que transgresión.
Pero oigan que sean muy felices les deseo, que la felicidad no entiende ni de trapos ni de lenguas largas.