El desfile de la Fiesta Nacional de este año ha tenido una protagonista necesaria pero poco deseada en estos actos públicos de exterior, la lluvia intensa. Eso modificaba no sólo la infraestructura del desfile sino las indumentarias de los asistentes.
¿Qué hay que hacer cuando esto sucede? La reina Letizia, la princesa Leonor y el rey Felipe VI nos dan, con perfecto ejemplo, las claves. Sobre uniformes, no hay nada que hacer. Sobre atuendos ceremoniales en las mujeres, y trajes en los hombres, abrigos o gabardinas. Nada de plumíferos ni capuchas, como la ridícula opción del presidente Pedro Sánchez.
1. La reina. A pesar de lo deslucido del día la reina Letizia no falla y elige atuendo rojo marca España bajo gabardina camel con cinturón en lazada. Perfecto rojo para la recepción posterior en palacio.
2. La princesa Leonor con el uniforme azul de gala de la Armada y la banda de la Orden de Carlos III. Ella cada día me gusta más y eso me congratula.
3. El rey Felipe está siempre impecable con uniforme, o sin él. Qué buen ejemplo de Jefe del Estado es en estos tiempos complejos de las viejas monarquías europeas. A su lado el presidente del Gobierno se queda hundido en cualquier charco.
4. La ministra de Defensa, Margarita Robles, se decanta por un abrigo cruzado tan rojo español que se convierte en la mandataria más ad hoc.
5. La presidenta de la Comunidad de Madrid eligió trench camel para este día de lluvia. Y sin saber el interior de su look, me gustaban sus pendientes lágrima en burgundy, como su cartera de mano.
1. Que el presidente del Gobierno llegue con plumífero acolchado con capucha es de traca. Y eso que en ese momento apenas chispeaba. No un trench, no un abrigo sobre el traje, no una gabardina… No, un acolchado con capucha como para salir de weekend informal al norte. ¿De verdad no hay nadie de protocolo en Moncloa que revise estas simples cosas?
El resto de políticos llevaban sus abrigos o gabardinas, o nada, antes de pasar al cobijo de la tribuna. Y eso es lo que había que hacer, aunque cayese la mundial.
2. Gracias a la lluvia y los trench nos hemos ahorrado este año algunos de los modelitos como de boda de algunas de nuestras políticas. Pero serán un derrape en la recepción, no lo dudo. Así que vaya el error por delante.
Y que nadie lea en estas palabras la más mínima connotación política, que eso es harina de otro costal en la que podría explayarme pero no es mi cometido en esta columna. Aquí se habla de aciertos y errores estilísticos y de imagen, del resto, que cada uno purgue sus pecados como quiera. O como pueda.