Aciertos y errores de looks de invitados para una boda de tarde noche

El principal error en el que incurren muchas de las invitadas a una boda de día es ponerse vestidos largos creyendo que eso es más elegante. Y esto, no me cansaré nunca de decirlo, es una tremenda horterada.
Pero hoy nos toca el turno de revisitar los protocolos de las invitadas/os a una boda de tarde, esas que pasada la ceremonia convierten sus celebraciones en fiestas de plena noche. Y aquí es cuando podemos usar los largos.
Aviso de nuevo a navegantes. Somos los invitados. No somos los novios, ni los protagonistas, ni nada parecido, por mucha amistad que nos pueda a unir a los novios. No por ser una boda de tarde vamos a recoger un Óscar.
Repitiendo esto de nuevo sólo pretendo hacer comprender que la naturalidad, incluso en las bodas más nocturnas y festivas, siempre será una acierto. Y el exceso, como casi todo en la vida, un previsible error con mayúsculas.
Aciertos
1. En esta ocasión desterramos los cortos muy cortos sí o sí. Pero eso no significa que tengamos que ir con vestido largo obligatoriamente. Como reflejé en el protocolo de bodas de día, un buen midi es un comodín perfecto para todas las horas y ceremonias.
Si estamos invitados a una boda de tarde y no queremos ir de largo, podemos convertir un midi, a través del color o las texturas, en un buen acierto de tarde noche. Yo siempre aconsejo en estos casos midis en azul tinta, o burgundy, o verde bosque, son casi negros pero sin serlo. También es bueno tirar de los clásicos, el rojo, el frambuesa y los colores encendidos.
Para mí un vestido lady, a caballo entre el midi y el cóctel, es una largura divina. Como el espectacular Del Pozo que llevó Eugenia Silva a la boda de Tamara Falcó y que se convirtió en la invitada perfecta.
2. La reina Letizia nos ha dejado muchas veces ejemplos divinos de midis, aunque ella los haya usado en otro tipo de ceremonias. Podría ser un vestidazo de invitada su Del Pozo eterno del rosetón en un hombro. O el midi negro silueta con escote asimétrico de volante gigante que llevó en los últimos Premios Princesa de Asturias de 2024 y que con un buen tacón, un bolso de fiesta y zapatos en color puede hacernos triunfar entre las invitadas a pesar de esa vieja prohibición del negro en las bodas salvo para madrinas viudas.
En este 2025, sí a ese negro de doña Letizia, ya lo digo.

3. Igual que en las bodas de día, una combinación perfecta podría ser una buena blusa de escote medido con una falda importante. Aquí, en una boda de tarde/noche, la falda sería larga y muy rica y romántica en su tejido, como la que vimos en Mary de Dinamarca en su visita oficial a Francia.
O con lentejuelas, esas faldas largar. Por qué no. De hecho las lentejuelas estaban malditas en las bodas hace tiempo, incluso en las de tarde noche, porque convertían esas ceremonias en alfombras rojas imposibles. Pero hoy, con toda su chispeante tendencia, sí a las lentejuelas en bodas nocturnas, sin vestirnos de noche de premios. Ojo con este fino filo que separa una cosa de la otra.
Se las vimos de manera espectacular a Carolina de Mónaco, de Chanel, en la boda de su hijo con Beatriz Borromeo. Pero claro ella era la madre del novio, tiene clase para exportar y todas las licencias.

4. Si lo que queremos es un vestido largo clásico, los ligeros y suntuosos no suelen fallar. Este año en Mocha Mousse sería top.
A Paloma Cuevas se lo vimos en pale blue en la boda del hijo de Rosa Clará.

5. Los chicos lo tienen fácil, traje marino y corbata oscura o de color potente pero nada de rasos ni satinados y estarán más que perfectos para una boda de tarde/noche.
Errores
1. Los cortos de toda la vida de ceremonias de día si ya nos aburren para las mañanas ni qué decir en una boda de tarde/noche. Casi igual de imposibles que esos midis con estampados tan diurnos que no ha lugar. Bianca Brandolini llevó aquel vichy blanco y negro en XL con flores amarillas a la boda de Pierre Casiraghi y fue un derrape sonado.

2. Cuidado con convertir las lentejuelas en una inmensa bola disco. Sí a ellas pero con cordura chic.
3. No a los estampados florales gigantes y coloristas por la noche (nada que ver con el acierto 3 de Mary de Dinamarca). Salvo que sea en pleno verano y en costa no entiendo los estampados XL ni los colores chirriantes. No sé cómo se le ocurrió a Isabel Preysler, que para mí sigue siendo gurú de mil elegancias, calzarse aquel amarillo limón con floripondios para la boda de su hija Tamara Falcó. Sobre todo cuando la novia parecía una zarina rusa con aquel vestido abrigo de invierno de Carolina Herrera, de lana y brocado. Una delicia, irónica claro, en pleno fuego de un mes de julio en Castilla.

4. No a los pantalones de traje de chaqueta en bodas de tarde noche, salvo que sean tipo esmoquin o tan palazzo y sedosos como la misma noche. Un palazzo de lentejuelas sin embargo sería divino.
5. Los chicos suelen confundir en las bodas de tarde/noche una traje oscuro con un esmoquin. El esmoquin sólo es viable si lo indica la invitación de los novios para una boda con dress code noche. Aquí las mujeres llevarían largo obligado. Si no existe esa indicación específica, los hombres deben llevar un traje oscuro con corbata. Para mí el azul marino lo arregla todo siempre.
Pues dicho queda otra vez. A ver quiénes aciertan este 2025.
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