Puntadas con y sin hilo de la tercera jornada de la Fashion Week Madrid
MOISÉS NIETO
⬇️ SIN HILO
Cosas de amigos y conocidos
Les voy a contar una cosa. Yo al final de la jornada de este sábado tendría que haber ido al desfile de un viejo conocido, Moisés Nieto. Alguien a quien hace mucho tiempo, cuando empezaba en la moda y necesitaba alabanzas, le tendí una mano, una sonrisa, mis buenas críticas y hasta le abrí las puertas de mi casa. Pues bien, hace un par de temporadas, tras muchos años de buenas críticas, escribí que me había espantado su desfile de tenistas desfasadas. Seguro que muchos recuerdan aquel tedio de colección que parecía un sponsor de tienda de deportes. Y misteriosamente, esas cosas frívolas y necias del mundo de la moda, no volví a recibir invitación para sus desfiles fuera del circuito de Ifema, dentro no le quedaba más remedio que leerme.
Pero yo, que me muevo por sentimientos, descolgué ayer el teléfono y llamé a Moisés para decirle si quería que fuese a su desfile. Él me dijo que no entendía por qué no me había invitado su agencia y que me llamaba en 10 minutos en cuanto lo arreglase. Nunca más supe del tema.
Yo no sé que habrían hecho otros, yo hoy me he vuelto a casa sin verle, triste, pero pensando que soy un afortunado por poder escribir lo que siento y de lo que me da la gana en Mediaset, mi empresa, donde jamás me han corregido ni una coma de mi libertad de expresión, ni de mi ironía.
AILANTO
⬆️ CON HILO
En el palacio de los Ailanto se respira un cálido polvo de mármol
En el patio de un palacio histórico, un escultor invisible pero presente, desembala un camion de esculturas. Copas inmensas de piedra, diosas griegas, columnas romanas, embalajes, madera y un manto de cartón...
Como improvisado, como si el reloj del tiempo se hubiese detenido, salen al patio con aires que recuerdan el arte de Fortuny, mujeres etéreas envueltas en cálidos abrigos oversize, con cuellos dobles en beige, rosa polvo... Y un hilo de misterio, como un susurro, recorre ese palaciego patio hasta perderse en el bosque.
Allí, entre sus sombras, habitan faldas y abrigos mohair en cuadros inmensos, guardapolvos verde musgo, batines de terciopelo de seda, en verdes profundos y botánicos, bordados de jarrones con flores. Y un luminoso abrigo cadmio...
Pero todo bosque, en su profundidad, tene una ciénaga. Bordeando su peligroso vaso pululan insulsos blusones con cola, vestidos lánguidos, jumpsits de terciopelo estampado, y prendas que han perdido la fuerza y el calor del patio palaciego.
Antes de romper la magia de mi sueño miro atrás, y corro y regreso hasta el palacio soñado para volver a beber, insaciable, del peso histórico de la piedra y de esas mujeres templadas de mohair, crepes de lana y polvo de mármol.
ULISES MERIDA
⬆️ CON HILO
Ulises ‘Sfumata’ lanas que abrazan
Tengo que reconocer que venía con pocas espectativas de salir tan contento del desfile de Mérida y que me encanta que lo haya conseguido con sus paños de lana merina. Eran, atados al cuerpo a través de los cinturones, cálidos y generosos, como esos abrazos de invierno que no se piden y cuando te los dan flotan las endorfinas.
Esos paños conviven perfectamente con los acolchados, el tricot, las sedas, el satén y hasta el tul.
El sfumato de Ulises es tan cálido como su paleta, del beige al verde Verona pasando por los grises y el rosa palo.
Me gustan sus casacas con pantalones y chales dentro de los cinturones, su punto XL, sus casi casacas oversize en lana merina tricolor, sus vestidos capa... Me gusta este Ulises nuevo.
MALNE
⬇️ SIN HILO
Si a tu churri le gustan los futbolistas yo me estrangulo
‘No vale la pena gustar a muchos’, con esta filosofía previa, dispuesto a la crítica, arrancan en Malne un desfile loco e irregular lleno de inconexiones.
Superposiciones, blusas, pieles... Sueltos tendrían su puesto, todo junto es como de churri de futbolista polémico.
Pantalones negros con vivos en oro, con blazers de cinturón. Me vale.
Abrigos de pelo y plumas apache. Para los indios.
Faldas de fleco negras con chaquetas blancas. Podría ser.
El rollo sneakers con faldas brilli no lo pillo.
Los vestidos largos negros con brilli oro y sneakers, ya ni les cuento.
Las lanas de cuadros, con trenchs de ante tabaco y bodys cisne en teja intenso son un respiro y una sonrisa entre tanto caos.
Pero cuanfo creíamos que se enderezaba la fiesta, y yo tan contento porque los Malne me despiertan simpatía total, sale una churri con plumífero oro mate ribeteado en plumas de vedete, sobre un vestido de lentejuelas plancha del tamaño de rodajas de fuet y qué quieren que les diga, yo ahí ansío estrangularme.
JUANJO OLIVA
⬆️ CON HILO
La performance decó de Oliva gusta
Unos salones comunicados, tres butacas de haya estratégicamente colocadas, un perchero, un banco y tres modelos en ropa interior blanca inician un vaivén de habitáculos comunicados por los que Oliva juega al es y no es.
Verde, oliva. Nunca mejor dicho. Exquisito en sus pantalones altísimos.
Ocre. En sus abrigos capa.
Blanco. En sus vestidos de rayas ligeros con blazers oversize para ellas. En los sastres con trenchs impolutos para ellos.
Cadmio. En sus dos piezas de lana.
Sus abrigos oversize y su punto enorme
inglés con cuellos chimenea juegan a la modernidad frente a sus vestidos túnica, sus rojos silueta y su clásica contemporaneidad.
Oliva ha sabido dar en la clave para, sin sacar los pies de ninguno de sus tiestos, volver a despertar murmullos en la concurrencia.
TERESA HELBIG
⬆️ CON HILO
La habitación de la fantasía de Helbig es vulnerable
Vestidos joya azules abren la puerta de esa habitación de la fantasía que crea en su mente la pizpireta Teresa Helbig.
Abrigos azules con cuellos de pelo rosa
Botines de glitter y ante. Así podría vestir una ‘Alicia’ en esa habitación imaginada, incluso con los vestidos de pata de gallo plisados o los de perlas cosidas.
Pero lo que siempre fue Helbig, como los vestidos beige y negros con perlas oro, o sus amarillos largos y sus cortos con pelo en bandós, no es eterno y se cuelan en esa habitación de fantasía un abrigo negro peludo como de domadora de circo, que chirría, y un puñado de prendas que nos dejan impasibles. Hasta el interesante experimental cuero guateado pasa desapercibido.
Que Helbig se despiste, ya era hora de que no todo fuese un perfecto boom, hace que sea terrenal y maravillosamente vulnerable. Y por eso la adoramos.