Si algo me queda claro en el mundo de las bodas y del colorín, a estas alturas de la vida y tal y como está el mundo, es que Pamela Anderson cree en el amor a pies juntillas. Le salga mal o bien ella apuesta siempre por el amor. Lo ha demostrado vistiéndose de novia por sexta vez. Sí, como lo oyen.

Hace poco más de un año de su divorcio con Jon Peters, su último marido y con el que estuvo casada tan sólo 12 días, y se ha vuelto a enamorar. Esta vez de su guardaespaldas Dan Hayhurst.

No ha sido ahora, fue en Nochebuena, pero hoy la actriz ha querido compartirlo con el mundo mostrando algunas imágenes de su enlace.

Más allá de lo que le dure el amor, quién lo sabe, hoy me ha gustado ver que este curioso icono del cine B de los 90 se ha casado con vestido romántico, velo y maquillaje angelical.

Todo eso, en ella, merece un puñado de aciertos. Y no, no me he vuelto loco.

1. Por saber mutar de conejita playboy a esta novia clásica y de rostro empolvado. Como un angelito en su primer ‘sí, quiero’. Aunque sea la sexta.

2. Por elegir un corte tradicional de corpiño romántico con manguitas y escote con cintas, falda de tul ilusión y velo de plumeti. Jamás lo habría pensado en ella.

3. Por optar por un maquillaje sin excesos, tan neutral y limpio que si me la hubiese cruzado en el bosque me habría costado distinguir si era ella o una imitadora.

4. Por su ramo fresco y tan de primera novia, con rosas rosas y paniculata. Yo hasta me lo podría poner después en una buena ensalada antes de que se mustiase. No sin antes meter una rosa en un libro para la posteridad.

5. Y por decidir casarse en la intimidad de un bosque, más normativa covid no cabe, y en el día/noche del nacimiento de Jesús de Nazaret. Quién lo diría…

Por todos estos momentos históricos en ella, por no renunciar al amor aunque el amor le haya dado la espalda cinco veces antes, por ahorrarse desde ahora el guardaespaldas para su presente inmediato, por suavizar los horrores del mundo con una bonita noticia y por seguir creyendo en los cuentos románticos, que vayan hoy los aciertos sin errores para esta musa del mundo playero.

Felicidades, doña Pamela. ¡Larga vida al amor!

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