Adriana Abenia: "Llevo toda la vida con mi novio. No he conocido otro varón"
Un mono de print de tigre tamiza la blanca piel como sueca de una maña de metro ochenta, dulce y maravillosamente díscola. Así la definí en Twitter sin que ella imaginase una tarde de sudores atrevidos. La siento nerviosa, curiosa y expectante, pero sonriente. Casi como sus efervescentes crónicas. Minutos antes de comenzar la charla se descalza y comenzamos.
[PUEDES VER LO MEJOR DE LA ENTREVISTA AL FINAL DEL TEXTO]
¿De qué te ríes?
Que te tengo mucho miedo. (Risas).
¿A mí?
Sí.
Viniendo de dónde vienes…
Sí, fíjate tú. (Risas).
Manda narices que viniendo de semejante selva me digas que me tienes miedo. Soy un querubín al lado de otros…
Pues a ver si es verdad y me lo demuestras.
¿Quién te ha expulsado del Edén? ¿Te sientes como Eva?
No me siento como Eva. De hecho no me ha expulsado nadie. Me imagino que te refieres a Sálvame. Decirte que estoy híper agradecida al programa. Se han portado fenomenal, ha sido una gran escuela y lo único es que una vez finalizado un año no hemos llegado a un acuerdo.
Te voy a contar lo que dice el Twitter, que es a menudo fuente de información, y luego tú me dices si se parece a la realidad
Sí, y nosotros estamos enganchadísimos.
Totalmente enganchados. Hoy he escrito, lo sabes, me cito con una rubia de piernas kilométricas… y todo el mundo ha dicho tu nombre
Porque has puesto rubia díscola. No había lugar a dudas. (Risas).
He sido pervertido y malo. Vamos al grano. Unos dicen que te has ido por desavenencias económicas. Otros que alguien de programa te ha vetado, echado, expulsado y otros, y les creo más, dicen que estabas harta de hacer algo que no iba mucho con tu fisolofía de vida. Tiene la palabra
En primer lugar, no ha habido desavenencias económicas. Me propuse Sálvame desde un principio como un máster. Una manera de absorber como una esponja todo, incluso esos momentos en los que estaba en la sombra con 'Escaleto'.
Cómo es 'Escaleto' de mono…
Y qué culo más duro tiene. (Risas).
¡Ah! ¿Se lo tocas?
Hombre, por supuesto. (Carcajada). Hay que pasar las horas de espera como buenamente se puede.
Se pondrá rojo porque es tímido, pobre…
Es como la mascota del programa, lo voy a echar muchísimo de menos. He aprovechado al máximo estos meses. Respecto a si alguien me ha podido echar creo que te refieres a Belén Esteban…
No era malicia. Es algo que me han comentado supongo que como a ti, tras una discusión que hubo un día en plató. Las redes sociales hablan, yo lo reflejo
Sí. Me hace gracia. Es cierto que un día en plató no me hacían ni caso y le dije enfadada a Belén que se callara. Ella me dijo que lo sentía pero en lo 'bajini' se oyó cómo decía “ésta se va a cagar”. (Risa). No obstante, Belén es muy apasionada, pero fuera de plató la relación que había era cordial.
¿Te has sentido cómoda?
Sí. Me llevo lo mejor de cada uno de ellos. Creo que hay que saber sacar siempre lo mejor de cada experiencia y yo me llevo muchas, muchas cosas buenas.
¿Te ha pasado?
Sí, pocas veces pero sí. Y me ha pasado en dirección contraria, gente que no me gustaba en la tele y luego los conoces en persona y dices, ¡uf!, son fantásticos. Pero cuando se te cae un mito que seguías es… No me pasaba con Màxim ¡eh!, que lo veía dando el parte de guerra de Kosovo y, oooh, cómo dice lo de la ofensiva de la OTAN este muchacho a esta hora.
Eso es bueno pero saber reflejar lo negativo también nos enseña a destacar lo positivo. ¿Qué ha habido negativo este año? Y no me refiero al programa…
Lo negativo es que es muy dura la calle, ser reportera de calle.
Eso dicen las putas…
Las putas tienen razón. Y yo también. (Risas). Tú no me veías allí todo el día en la esquina del Congreso…
Te pasabas el día en la esquina hija…
Por eso. Y me hice amiga de tantos diputados que me decían, pobre, qué desgraciada. He pasado un frío... Ha sido un invierno duro en la calle. Chungo, chungo.
¿Chungo por qué?
Porque (Risas), te iba a decir porque soy una mujer caliente. (Más risas). Quiero decir que soy de primavera y verano y en invierno paso mucho frío. Por eso iba siempre con gorra y me tiritaba todo.
Y me besa, aunque sus sonrisas y sus miradas nunca dejan de besar. La chica rubia de la patata inmensa respira, se mueve ahora por la estancia con tranquilidad y soltura y me guiña un ojo, como en el final de los cuentos.