Lo hicieron en secreto y sin contárselo a nadie. No sé si por gusto particular, que lo entendería y aplaudiría, o por preservar un puñado de informaciones que contadas después de manera estratégica les devolvería de golpe a la palestra mediática en la que para estar hay que cumplir con ciertas noticias. Sea cual sea el grado de la fama de cada uno. Así funciona el colorín.
Pero no vamos a juzgar esto, obvio, sino lo que nos incumbe. Es decir, el propio protocolo de sus trajes de novios. Hablamos de la boda de David Bisbal, nuestro cantante triunfito más internacional y Rosanna Zanetti, esa modelo espectacular que alumbró Venezuela para el mundo y que David nos trajo hasta la tierra patria tras quedarse prendado de sus limbos.
Así, a vuela pluma, podría decir que ella estaba bella, nos guste más o menos su latina opción, y él parecía su chofer, le guste al mundo o no su brilli esmoquin. O lo que es lo mismo, que ella favoreció su ya por naturaleza potente anatomía, y él menguó sus encantos físicos bajo un brillo que ni era oro, ni como tal relucía.
En el protocolo puro y duro, más allá de que los novios deciden y marcan su propio dress code y el de los invitados, ella habría cumplido y él habría confundido el traje de ceremonia (chaqué o sastre oscuro) por el de fiesta (esmoquin).
Vamos a analizar los aciertos y errores básicos. En los gustos, como los traseros, cada cual tiene el suyo.
ACIERTOS
La novia
1 El vestido de escote corazón, mangas tirante, silueta sirena, cola, velo clásico… A pesar de si nos gusta más o menos hay dos pautas que marcan el acierto. La primera es que estaba más que favorecida y eso es fundamental en una novia. La segunda es que su vestido romántico, según la aplicación de su velo clásico, igual podría servir para una ceremonia religiosa que civil. Bien!
2 Perfecto su semi recogido natural y su makeup. Es y estaba guapa.
Nada hay peor que en el día de la boda las novias se maquillen como nunca y se vistan tan alejadas de su vida real que parezcan disfrazadas.
3 Su ramo de novia. Romántico y exquisito. Bouquet de peonías en rosa y marfil. Redondo, no muy grande pero tampoco minúsculo.
4 Su ausencia de grandes joyas. Escote limpio, pendientes importantes pero sencillos. Más que bien.
ERRORES
El novio
1 Bisbal se fue al rollo americano. Y aunque fuese en un guiño a su novia no tiene sentido. Es como si ella se hubiese casado vestida de flamenca. No ha lugar.
El esmoquin, muy de las ceremonias de novios de América, en nuestro protocolo es un traje de fiesta y noche. Nada de ceremonia. Si a esto le sumamos los zapatos de charol, la pajarita negra, el brillo… El resultado es lo que barruntaba al inicio. O podía pasar por su chofer, o por el ‘boy’ que actuaría tras la fiesta. Error de manual.
Tan sólo habría servido el esmoquin si la boda no hubiese sido religiosa, ni de día o tarde, sino tarde noche y que los novios hubiesen elegido el look para una celebración muy festiva, indicándolo en el dress code. Pero creo que no fue el caso.
Y por normal general, si el novio, igual que la novia, en vez de potenciar sus virtudes empeora su imagen es que ha elegido el outfit incorrecto. Esto es de manual de principiante.
CONCLUSIÓN. Ella estaba bella, el más bien era la bestia.