Aciertos y errores de la boda de Louis Ducruet y Marie Chevallier
El ‘Sí, quiero’ de Louis Ducruet y Marie Chevallier reúne al ‘todo’ Mónaco.
La Catedral de Mónaco, la misma en la que se casaran hace 63 años el príncipe Rainiero y Grace Kelly, volvía a reunir años después y tras tantos rumores de separación entre los miembros principales de la familia a los hermanos y sus descendencias. La ausente, aunque tampoco era un drama su no asistencia, fue Charlène, la esposa del príncipe Alberto.
La ocasión no sé si lo merecía pero el caso es que ahí estaban los tres hermanísimos para participar del enlace del hijo de Estefanía, Louis Ducruet, con la asiática y la ‘sin sal’ Marie Chevallier.
La española Rosa Clará firmó dos de los tres vestidos de una novia que si se peinó debió ser en sueños. Los vestidos eran correctos, también el que firmaba un taller parisino para la ceremonia religiosa, pero ella podría haberse vestido de Clará o de su prima la del pueblo porque lo mismo daba, no podía estar más mustia. Si nos preguntan dentro de una década cómo iba seguro que no lo recuerda ni su familia. Lástima.
Aciertos
1. Los vestidos de la novia, no ella en sí, que pasó sin pena ni gloria por un altar que no la encumbrará como una novia histórica en el principado. Lo aseguro.
2. El chaqué clásico del novio, que sin ser él un paradigma de la elegancia le ganó la batalla a la novia casi sin esfuerzo.
3. Los lunares blancos sobre oscuro del corto de ceremonia de día de Carlota Casiraghi eran un puntal chic entre tanta flor sin agua.
4. Blanco verde y amarillo limón. La ceremonia de Beatriz de Borromeo tenía guiños a su suegra Carolina de Mónaco. De ella eran los pendientes y la pamela.
Errores
1. La falta de gracia y de peluquero de la novia fueron más protagonistas que ella misma, para desgracia de Rosa Clará y sus diseños. Y que en una boda la novia pase sin pena ni gloria ya es el colmo de los colmos.
2. El vestidito amarillo, corto y con manguitas a la sisa de la madre del novio era la premonición de un fracaso. ¿Podía ser más cursi y que le pegase menos a Estefanía? Por no decir lo ridículo que resulta que la madre de la novia vaya de largo y la del novio de corto.
3. Claro que el largo amarillo con stilettos blancos de otra de las ceremonia tampoco era lo mejor de Estefanía. Vamos, que el amarillo, por mucho que a mí me guste el color y no sea supersticioso, ha sido su infortunio.
4. Que el padre del novio siga pareciendo un descargador de muelle es un error sin matices, nada cambia se vistan las monas de la seda que se vistan.
5. ¿Dónde estaba Carolina de Mónaco? ¿Por qué alguien la escondió entre la multitud de la foto posada familiar como para que nadie la encontrase nunca? ¿A qué mente perversa se le ocurrió semejante batiburrillo de foto? Si Grace levantase la cabeza…