Nada era al azar hoy en el look de Cristina Cifuentes. Blanco inmaculado en su traje de chaqueta. Ella que es adicta al color, y al rojo intenso, decide la neutralidad para su complicada alocución de hoy. ¿Dónde están los aciertos y los errores de esta decisión, como lenguaje no verbal, más allá de la política?
El blanco tiene un lenguaje muy particular, no sólo es sinónimo de pureza, sino protocolo internacional en algunos lutos, en las dispensas papales a las reinas católicas como las nuestras (el resto de mujeres, reinas, jefas de estado, presidentas, alcaldesas o ministras deben ir de negro ante el Papa), en los juicios y en procesos políticos internacionales complicados.
ACIERTOS
1 El traje de chaqueta, tres piezas, muy de su estilo habitual. En casos como este es bueno para no romper el hilo conductor de su imagen en el tiempo e intentar demostrar naturalidad.
2 El pelo recogido en una cola. Intención de simpleza y claridad.
ERRORES
1 El blanco puro en sí. Sea inocente o no, no me toca a mí juzgar esto ahora, ¿era el momento adecuado para gritar al mundo que ella es inocente cuando las pruebas parecen demostrar lo contrario? Yo habría elegido para ella un pastel (rosa o azul) muy empolvado, en vez del blanco nuclear. El efecto habría sido igual de inocente, pero sin usar el protocolo del ‘privilegio del blanco’ papal.
2 Sus pendientes no eran tan simples como la inocencia blanca que pretendía en su look y llamaban la atención más de lo necesario.
3 El rouge de sus labios era más propio de una noche de evento que de un ‘señores, no puedo más con esto y dimito’. Era más ‘fuerza’ que ‘humildad’.
4 Su lenguaje no verbal denotaba vértigo y justificación. Excesivo movimiento de manos. Lejos del aplomo que debería mostrar quien dice que nada tiene que ocultar.