Puntadas con hilo y sin hilo de la cuarta jornada de la Fashion Week Madrid
MARCOS LUENGO
⬆️ SIN HILO
Dice Luengo que se ha inspirado en el escultor conceptual Tanadori Yamaguchi para crear esta colección pero yo no lo vi, qué quieren que les diga, por ningún lado.
Sí vi sus femeninos vestidos de napa, en beige, en caldero, con estolas de piel a un hombro y salones efectivos, un guiño más que chic en cualquier ciudad del mundo.
Veo también sus cazadoras de lana y pelo blanco, sus estolas XL de cordero de Mongolia y sus abrigos de napa y cordero cuatricolor en azul, topo, caldero, mostaza...
Si Luengo se hubiese quedado ahí, habría detenido el tiempo en una tarde chic en París. Pero no, se empeñó más tarde en llenar mi retina de terribles vestidos rojos fuelle, de terciopelos pesados, bordados y brocados hasta el exceso. Yo habría borrado del mapa todo este tedio. Pero aún no tengo la capacidad de hacer milagros.
Pero me gustan tanto, tanto sus pantalones beige casi palazzo con blusas de bocamandas y estolas de piel que todo horror puede subsanarse.
ION FIZ
⬆️ CON HILO
Vuelve el Ion masculino que añoraba
Pepino y Crawford pinchan éxitos en una pasarela que en nada, y a ritmo de modernidad, se llena de intenciones.
Ion vuelve a sus sastres con cinturón y al Gales para ellos y ellas en un rojo inglés. A ellas les muda la piel para vestirlas de napa tricolor para pisar mil mundos y en largos de seda estampada con cinturillas de cadena.
Las faldas en amarillo, blanco y negro con blusas blancas y botas altas resultan tan chic como un aperitivo al sol en el norte.
En ellos nos enamoran los abrigos de franela gris con vueltas en pata de gallo amarilla.
Y la noche se viste de lentejuelas negras, de esmoquins palazzo en blanco para ellas y de cuadros black&white para ellos.
Ion vuelve a ser el que fue, aunque no todo me mate de gusto, y lo celebro tanto como la voz negra que se suma en este desfile gritando al mundo que uno es lo que es.
JUANA MARTÍN
⬆️ CON HILO
A mí Juana me gusta siempre, me gusta ella
Me gusta racial, andaluza, mundial y hasta pachanguera. No pretendo entender su última fiesta, ni sus sastres oversize, ni sus faldas con tops de lazadas gigantes, ni sus medias chicle con zancos de serigrafías fluorescentes, no pretendo entenderla si no es desde el corazón, que es como yo conocozco y entiendo a Juana.
Hace mil años, la primera vez que analicé su andalucismo, su blanca cal, sus callejones soleados y sus lutos negros, me enamoré de su arte y entendí que en ella todo es raíz pura y pasión desvocada. Poco me importa ahora que cualquier iluminado venga a decirle si esto es mejor o aquello peor, que si la moda va así o si funciona ‘asá’.
Lo que me importa ahora, más allá de sus optimistas jerseys rosas de flecos de canutillos sobre faldas oro, o su postmoderno glitter turquesa, tan lejos de sus maravillosas tradiciones de antaño, es que haga lo que haga Juana, sea racial o internacionalmente pop, está hecho desde las entrañas.
Y a mí, la verdad, la gente que me gusta es la que se deja la piel y las entrañas en lo que ama, la que es capaz de sudar sangre por amor a su vida, a su arte, a su gente y a su propia historia. Y no me gusta nada la gente fría y hueca que vive en la dictadura del posturín.
A mí por eso y por mucho más, me gusta siempre Juana.
GARCÍA MADRID
⬆️ CON HILO
Los vaivenes de García Madrid
Abrigos tabaco de lana con cinturas de cuerda blanca prometían una colección cálida y con sentido pero García Madrid va y viene con glorias y con derrapes.
No a los trajes blancos satinados y pesqueros. Ni al blazer blanco irisado. Sí a los sastres azules de cuadros ventana.
Un tipo encapuchado con su propio cuello cisne da el mismo miedo que algunas partes de la colección pero los trajes de vichy, los abrigos cortos sobre sastres oliva, los chaquetones de paño azul sobre jerseys marino y blanco, y los abrigos de lana blanca, entre otros, pueden con creces frente al horror de los satinados de artista circense.
MIGUEL MARINERO
⬇️ SIN HILO
Peletero a tus zapatos
O lo que es lo mismo, para que se devanen los cerebros los puristas de la moda, zapatero a tus pellejos!
El señor Marinero antes era peletero. Ahora, será que le ha llegado un instinto más internacional, se subido al carro del plumaje y el terciopelo, que no me han gustado nada; y a los abrigos naranjas de tweed, que me han gustado cantidad.
Sus abrigos con cuellazos de pelo y bocamangas sobre faldas rotundas recordaban a las divas del cine de los 50, en aquellos cafés casi clandestinos de humos y flirteos. Eso salvaba el resto de una colección sin demasiado hilo confuctor, ni sentido.
Las faldas plisadas con capas de seda y estolas de pelo multicolor podrían haber sido también un nuevo respiro, pero no lograban llevar a tierra firme la barca que ya naufragaba.
PALOMO SPAIN
⬆️ CON HILO
No seré yo quien no sepa aceptar la capacidad de convocatoria de este Palomo sonriente y popular, capaz de atrezar el Teatro Real como un salón de época en el que la buena sociedad observaba la vida y analizaba culturas, inculturas y devaneos.
Tampoco seré yo quien no reconozca el trabajo arduo y preciso de un equipo de costura capaz de perfilar, en formatos masculinos, la sutileza femenina de patrones que pueden perdurar en el tiempo.
Pero sí voy a ser yo, porque me da la gana, quien vuelva a decir que aunque se rindan algunos afines, eso está genial; y multitud de pelotas, eso da pereza absoluta, lo de Palomo Spain ni es novedoso ni nos debe deslumbrar hasta la ceguera.
Escucho decir en el Real que es maravilloso que alguien haya conseguido vestir así de depuradamente femeninos a los hombres y que ya era hora. Será que mi memoria histórica me falla y nunca existieron Miguel Bosé, ni David Bowie, ni Tino Casal, ni los modelos de McQueen. Será que Mercury nunca se puso un tacón ni se rayó un ojo hasta hacerlo nocturno y sexy.
No sé, igual me falla la memoria. Pero el mérito que dije al principio, más allá de la amnesia de algunos, merece homenajes y alguna ola.