Embarazada o no, casada o no, con Risto o sin él… Laura Escanes ya manejaba la red y su imagen como quería mucho antes de convertirse en la media naranja del publicista protestón por excelencia.
Y lo hacía desde la red, su medio de vida y su vínculo y escaparate con el mundo de los estilos de vida.
Es una gata misteriosa que lo mismo camina sin miedo al riesgo por los tejados de la gran ciudad, que se refugia mimosa entre los cojines de algodón de un diván de verano en una campiña. Es camaleónica, y eso me encanta, tantos en sus riesgos como en sus gustos. O sea, que unos días me chifla su súper feminidad y otros me aterroriza su microcosmos de atrevido chonismo.
1. Fue una novia guapa y femenina y eso define mucho lo que es en el resto de sus días. Porque nada hay peor que las novias que un día juegan a ser lo que no son en su vida.
2. Me gusta cuando se arregla de manera natural, sin la estridencia de la tendencia por la tendencia. Un traje de chaqueta beige puede causar efectos tan chics como este.
3. Me gustan también sus momentos 'lady' tan insultantemente femeninos.
4. Controla perfectamente su 'makeup' tanto en el día a día como en los eventos nocturnos.
5. El azul, desde el baby a los intensos, y los verdes más luminosos deberían ser la paleta de sus colores fetiches porque se funden con su mirada y dulcifican su imagen hasta en los momentos más extravagantes.
LO MEJOR DE SU IMAGEN es sin duda esa feminidad tan bien explotada en todos los momentos de su vida, que hacen de su imagen algo fresco y optimista hasta cuando no nos gustan sus outfits.
1. No me gusta su negro integral, endurece su imagen felina. Ni sus mezclas imposibles, aunque sepa jugar muy bien con la composición estética de sus fotos.
2. Desterraría de su armario el print de leopardo, sin compasión. Puede ser tan chic a veces como choni otras. Me gusta en contadas ocasiones y en según qué personas. Y en ella, cero.
3. Esto no le sienta bien ni a ella, por mucho que domine las corrientes de la moda o hasta las cree. Digan lo que digan las tendencias.
4. Que me gusta su atrevimiento y su riesgo en los cambios radicales de look queda claro. Pero no a toda costa. Este flequillo, que ya critiqué en su día, me sigue pareciendo uno de sus patinazos.
5. Y si a este flequillo imposible se suma un Street Style inusual pues peor aún. Porque aquí pierde toda su ultra femenina sensualidad, que es gran parte de su encanto.
LO PEOR DE SU IMAGEN está en esos momentos en los que la tendencia pura se apodera de ella y se calza cosas que ni le favorecen a ella ni a casi nadie. Todo camaleón es mucho más hechizante cuando controla que cuando pierde la cabeza.
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