Los Emmys 2020 pasarán a la historia por ser los primeros, esperemos que los últimos, en tener una alfombra roja virtual por culpa de la pandemia.
Zendaya, Dan Levy, Regina King, Reese Witherspoon, el inagotable Billy Porter y sus excentricidades… Las estrellas abrieron sus armarios para subir a la red sus ‘outfits’ desde sus casas. Un hecho que recordaremos mucho y durante muchos años no sólo por el grito de libertad que implica sino por la naturalidad y el optimismo con el que todas esas estrellas dicen al mundo que todo debe seguir, que ya hemos parado durante muchos meses. Y que saldremos adelante. Ese es el mensaje más claro de toda esta ‘red carpet’ de ‘red social’.
Por eso, este inusual escaparate que nos han regalado con mucho humor y mucho arte, bien merece hoy sólo aciertos. Aunque sea por la simple simpatía y la generosidad de todos los que se han molestado en hacer más sencillo lo difícil.
1. Zendaya se lleva el triunfo de calle con sus dos looks. El bicolor de Christopher John Rogers negro y violeta en su falda globo y su escote V y el Armani Privé negro de lunares rosas XXL para recoger su premio. Chapó!
2. Reesse Witherspoon no falla con su Louis Vuitton negro. Bridando por la gala desde el jardín de su casa con una copa de champán.
3. Regina King y su Schiaparelli Couture de Daniel Roseberry abullonado, azul Francia y lleno de joyas estelares. Sueños de antaño.
4. Jennifer Aniston se crea su propio teatro para demostrar al mundo que el talento y la imaginación no entienden de pandemias. Desde su puesta a punto en la cama, en pijama y con una mascarilla ‘beauty’, hasta su vestido de satén negro, vintage, de Christian Dior para la gala. Con extintor incluido en su ‘acting’ de la desinfección…
5. La Escocia reinventada del mitad traje, mitad ‘kilt’, en gris, del actor canadiense Dan Levy. Un guiño irresistible que me fascina.
6. En el lado opuesto está el teatral Billy Porter y su look de novio/a sin sexo definido. Él y su traje con cola también se merecen hoy el acierto, después de tantas veces que le fustigado por sus estrambóticas irreverencias. Se podría haber puesto de nuevo una de sus lámparas sombrero, o sus vestidos inmensos tantas veces imposibles. Podría haber salido vestido o desnudo y nada nos habría chirriado cuando el seguir adelante era hoy el hilo conductor de todo, hasta de la propia vida. Me guste o no el modelito.
Así que hoy mis ojos, no puede ser de otra manera, sólo ven aciertos y más aciertos. Y no, no me he vuelto un samaritano, no. Es que para errar, ya tendremos otros tiempos. ¡Seguro!