Más allá de esa tendencia trasnochada ya, de los 90, de ir a juego con tu pareja (hombres con corbatas del mismo tono que el vestido de sus mujeres en ceremonias y eventos); más allá de esa otra tendencia de las parejas gays sentimentales o profesionales de ir exactamente igual a eventos públicos; y más allá de la fiebre de los 70 y 80 donde los integrantes del pop más popular nacional e internacional iban a juego en todos sus estilismos; lo que triunfa ahora en el universo gay es el guiño de no variar estilos en ningún miembro de la pareja pero llevando una prenda exactamente igual.
O sea, que nada hay más divertido que dos chicos tan distintos como mi novio y yo (de distinta edad y físico) lleven cada uno su rollo (yo una americana, por ejemplo, y él una cazadora, y que debajo llevemos la misma camiseta o las mismas zapatillas de deporte, o ambas cosas).
Lo que nos gusta de esto, es la libertad de que cada miembro de una pareja lleve su estilo sin modificarlo, pero tenga guiños con su novio a través de prendas sueltas exactamente iguales.
¿Te atreves?