Aciertos y errores del estilo de Victoria Federica
Había estado en la sombra durante muchos años a pesar del bullicio, por unos asuntos o por otros, de su real familia. Y ahora salta a la luz con su mayoría de edad, como una joven normal y terrenal aunque su linaje se empeñe en delatar todo menos normalidad callejera.
Victoria Federica de Todos los Santos de Marichalar y Borbón, segunda hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar y Sáenz de Tejada, y quinta en la línea de sucesión al trono de España, acaba de cumplir 18 años. Lo hace en medio de muchos dimes y diretes familiares, con uno tío rey de España, un abuelo rey emérito en el punto de mira del escándalo y el colorín y otro tío, aunque sea postizo, en el trullo. Pero a ella parece importarle poco. Y eso, ya en sí mismo, es un acierto para su propia imagen.
Es un calco físico del desgarbo de sus padres, que no es poco, ni favorecedor. Pero ha heredado, a saber de quién, una naturalidad simple que la acerca a infinidad de jóvenes que patean las calles de cualquier ciudad del mundo. Lo que en su infancia era un desgarbo tristón se puede convertir en su juventud en un aliado de esbeltez si sabe jugar bien sus cartas. No es la pera de estilo, obvio, pero podría brillar mucho si explota su enjuta arquitectura.
¿Qué es lo mejor y lo peor de su estilo? ¿Qué imagen proyecta? Lo analizamos.
ACIERTOS
1. Una melena natural, a menudo semi recogida en una trenza y pendientes XL son algunas de sus señas frescas de identidad.
2. Le favorecen las piezas amplias combinadas con jeans y pitillos. Folk urbano.
3. Los blancos y naturales son sus colores, sin duda.
4. Su fetiche con las rayas le funciona bien en muchos de sus looks.
5. También le funcionan perfectamente las piezas oversize en los básicos.
SU MAYOR ACIERTO está en la naturalidad más terrenal, esa de la que carecen muchas veces las jóvenes de ciertas familias. Si explota esa naturalidad con dotes de sofisticación brillará en infinidad de ocasiones.
ERRORES
1. Su informalidad a veces se vuelve farragosa y opaca. Los marrones y los terrosos no son los tonos que le favorecen.
2. Tampoco controla aún las mezclas, aunque tire de muchas tendencias no siempre las conjuga con total éxito.
3. Sus looks más casuales de ocio aparentan dejadez, pero eso es un error común en la adolescencia.
4. Empezar a familiarizarse un poco con el makeup mejoraría su imagen de rostro. Pero esto, también es error común de su edad.
SU MAYOR ERROR está en el límite de esa naturalidad con la dejadez, pero eso es muy propio de su edad y si sabe pulirlo dejará de ser un error en sí para añadirse a sus naturales aciertos.