¿Debo seguir los protocolos de moda? Sí pero no
En moda tenemos protocolo para casi todo. En bodas, comuniones, eventos, actos sociales…siempre hay un código de vestimenta que debemos respetar. Las que me conocéis un poco sabéis que los intento cumplir pero que no me apasionan demasiado. Hace unas semanas tuve la oportunidad de saltarme el protocolo de uno de los eventos sociales más tradicionales, la zona VIP del hipódromo de Mauricio.
Las carreras de caballos y la moda siempre han tenido una estrecha relación y los palcos más nobles tradicionalmente se han llenado de vestidos recargados o excesivos con enormes pamelas en ellas y sobrios trajes y aburridos sombreros en ellos.
Hace unos días tuve la oportunidad de visitar Isla Mauricio de la mano de B The Travel Brand y me consiguieron entradas para un palco Vip del hipódromo de Mauricio. Como la isla fue colonia inglesa desde mediados del siglo XIX (de hecho sigue en la Commonwell). Se trata de un acontecimiento importantísimo en la isla, a la que asistiría lo más granado de la sociedad Mauritana.
Como comprenderéis yo ya estaba 'maquinando' qué ponerme para un evento de este tipo que respetara un poco el protocolo. Lo más fácil hubiera sido utilizar el referente cinematográfico que todas tenemos: Julia Roberts en “Pretty Woman”. Recordé que tenía un vestido muy parecido a uno de Zara del año pasado y que me había comprado una pamela en Berska en rebajas, pero me parecía demasiado fácil.
Por eso volví al atelier de mi amiga Lorena Ocampo y decidimos innovar haciendo algo que nos vuelve locas como es jugar con los volúmenes y telas.
Finalmente nos decantamos por este vestido abotonado de flores que bien podría utilizarse en un tradicional picnic inglés. Sin embargo, el corte elegante de nuestro adorado Balenciaga junto con los detalles de los lazos laterales para darle volumen, creo que le dan un toque más chic.
Como complemento decidí hacerle un guiño a la Isla y utilizar un bolso mauriciano que había comprado el día anterior en un mercado de artesanía tradicional de la capital (y que me costó apenas 3 euros :D).
Os confieso que la experiencia en el hipódromo fue alucinante, nunca había asistido a un evento de este tipo y hasta aposté algunas rupias en las carreras (no gané nada porque de caballos entiendo entre poco y nada). Pero lo que sí pude hacer fue vivir la adrenalina muy de cerca, sentirme un poco más autóctona de Isla Mauricio y de paso, salirme una vez más de los protocolos más rancios.
Si te ha gustado, te invito a que leas mi primer post en Divinity en el que defendía los vestidos largos para las bodas. Y recuerda que os quiero hasta el infinito y más allá!