Ona Carbonell, la sucesora de Mengual que quiere ser diseñadora de moda
Su nombre significa 'ola', casi como algo identitario. Ona Carbonell, la sucesora de Gemma Mengual y nueva capitana del equipo español de sincronizada, está de moda. Simboliza la renovación de la sincro tras el 'escándalo Tarrés', así que tiene mucho que ganar... y que perder. La prueba de fuego es este Mundial de Barcelona, ponerse medallas en siete pruebas. ¿El mayor reto? El solo, en el que bailará al ritmo de Monserrat Caballé y Freddy Mercury. Analizamos la intrahistoria de esta catalana de 23 años, estudiante de moda y amante de la langosta, la leche de avena y la India.
Los padres de Ona Carbonell (Barcelona, 5-6-1990), pertenecientes a la burguesía catalana, eligieron su nombre porque era corto. “Pensaron que apellido ya era bastante largo”, suele repetir ella en las entrevistas. No pensaron en lo premonitorio que resultaba llamar 'ola' a su niña hasta que la pequeña, flexible y muy ágil, dejó la gimnasia rítmica a los diez años y comenzó a revolucionar la piscina con sus figuras imposibles.
Paradojas de los ciclos vitales, por aquel entonces Gemma Mengual comenzaba a brillar con intensidad, convirtiéndose en el icono mediático que todo deporte femenino y minoritario necesita. El equipo ascendía de la indiferencia al olimpo mientras Carbonell desarrollaba todo su potencial junior y ahora, reconvertida en líder a los 23 años, tiene el difícil reto de hacer la transición tras el 'escándalo Tarrés'.
Estos Mundiales de Barcelona están llamados a ser un antes y un después en su carrera. ¿La guinda? El solo que le enfrenta a la rusa (Svetlana Romashina) y a la china (Hang Xuechen). Para prepararlo ha tenido que recurrir a la ayuda de la respetadísima francesa Virginie Dedieu (tres veces campeona del mundo y que se metió con ella en el agua para explicarle los movimientos puesto que no sabe español ni inglés), a la propia Gemma Mengual y a Montserrat Caballé, que le explicó lo que sintió al cantar 'Barcelona' para los Juegos del 92 con Freddie Mercury.
Para conseguir estar a tope, Carbonell desarrollado escamas y branquias. Entrena una media de ocho horas diarias. Ella misma explica su rutina en las entrevistas sin aspavientos: "A las 6.30, arriba. Natación de 8.00 a 9.15. A la media, ballet o preparación física, hasta las 11. De ahí hasta las dos y media, sincro. Comida y de 4 a 8, más sincro. Dos días por semana, pilates de 7 a 8 y algunos, flamenco".
También ha tenido que renunciar a algunas cosas. Como por ejemplo la langosta y los huevos fritos, dos de sus platos favoritos. Posee un metabolismo muy rápido y una dieta especial, en la que se incluye leche de avena todos los días.
Aún así aún le queda tiempo para estudiar moda y diseño en horario nocturno. "Yo estudio para desconectar, porque necesito hablar de otras cosas, de cómo va el mundo, por ejemplo. Duermoentre cinco y seis horas, sé que debería dormir más". No contenta con esta apretada agenda, también ha participado en el diseño de los uniformes de este Mundial.
A pesar de su fuerza de voluntad, que una de las virtudes que resaltan sus entrenadores, ha habido dos momentos en los que se planteó dejar la sincro. Uno fue en 2008, cuando que estuvo todo el año entrenando para la olimpiada y finalmente no fue. "Tuve una crisis importante, una especie de depresión", explica ahora, con más perspectiva.
Otro momento negro, pero en la faceta emocional, fue el año pasado, cuando a su hermano Max (también nombre corto) le detectaron una malformación arterial en el cerebro por la que tuvo que pasar por el quirófano en varias ocasiones. "Lo pasé fatal, no dejaba de llorar ni podía concentrarme".
Pero parece que hay Ona para rato, más aún tras la retirada de Andrea Fuentes y el acople de su nueva pareja de 'baile', Marga Crespí. En estos Mundiales participará en el sólo libre, sólo técnico, dúo libre, dúo técnico, equipo libre, equipo técnico y combo… y luego desconectará unas semanas.
Escuchará seguro música (prefiere los Rolling Stones a los Beatles), leerá cerca de la piscina ('La hija del Ganges', de Asha Miró, es su libro favorito) y puede que se escape a las playas de Menorca, su paraíso perdido. Planea además volver en breve a la India, uno de los viajes que, asegura, más le han marcado.