Beyoncé, Aznar, Ronaldo, Iniesta y Campbell ya han visitado otros Billionaire
Flavio, el gurú de la Fórmula 1 y el derroche chic, inaugura en Marbella su cuarto Billionaire. Le gusta la belleza (fue partener de top models como Heidi Klum y Naomi Campbell), disfruta con el sabor de nuestra gastronomía (es habitual de los cmejores restaurantes siempre que viene) y es casi adicto al glamour nocturno de los enclaves costeros europeos más exclusivos, así que la noticia no ha sorprendido a muchos. Su saga de locales continuará a partir del próximo 5 de julio en plena Milla de Oro marbellí a unos 40 euros la entrada y 2.000 la mesa. Cantantes como Beyoncé o Paris Hilton, políticos como Aznar o Agag, deportistas como Iniesta, Ronaldo o Alonso y actores como Kevin Space o Anne Hathaway ya han probado su receta en los otros Billionaire de Cerdeña, Estambul y Kenia. ¿El lema? “El lujo de ser uno mismo”.
El lugar escogido para crear este complejo del ocio vip con bar, restaurante y discoteca está estratégicamente situado entre la nostalgia y el futuro. O lo que es lo mismo, en el antiguo ‘La leyenda’, un mítico restaurante de la edad dorada de la ciudad donde se iba encontrando ‘por casualidad’ toda la jet marbellí después de tomar el sol en el yate. Antes ya probó suerte en el espacio el Blue, una disco funk que puso en pie el sevillano Rosauro Varo, pareja de la actriz Amaia Salamanca, pero que no tuvo el éxito esperado. El enclave está entre Marbella y Puerto Banus, cerca de los amarres de los turistas con más ceros en la cuenta corriente. Le ayudará en la aventura el empresario vallisoletano Juan Carlos Ferrero, que ya tiene experiencia en otros locales de la noche marbellí.
Nadie dijo que “el lujo de ser uno mismo” fuese barato. No ya tanto por el precio de la entrada (40 euros más copa no es excesivamente cuantioso y las invitaciones suelen ser numerosas) sino por los extras: Reservar una mesa no baja de los 2.000 euros y normalmente los asistentes compran botellas de alcohol que se van sirviendo a su gusto más que ir pidiendo copas. Con todo, se subraya en las entradas de toda la saga el cartel de derecho de admisión. Es decir, en teoría no cualquiera puede, aunque quiera.
Además del ambiente desahogado, el target potencial va buscando sobre todo gente guapa, nada fuera de la receta clásica nocturna. El equilibrio entre hombres y mujeres estará asegurado con un aliciente muy al estilo italiano: las ‘Billionaire girls’, elegidas mediante casting previo para la temporada de verano, se encargarán de llenar de esperanza darwinista el ambiente.
Pero no es oro todo lo que reluce. Algunas de las críticas al concepto llega desde el origen, el primer Billonaire de Puerto Cervo, inaugurado en 1998: "Briatore es el ejemplo más evidente del modelo de cartón piedra en el que se ha convertido la Costa Esmeralda", comentaron a la prensa local algunos sardos. El hecho de que los beneficios no hayan repercutido en la propia isla tampoco ha sido bien recibido y algunas asociaciones consideraban que se está devaluando el valor de la costa de Cerdeña con su idea de lujo artificioso para unos pocos. Tampoco la gestión es su punto fuerte (al parecer lleva meses en número rojos aunque Briatore no lo haya admitido). Y ya en plano más superficial, la decoración deja bastante que desear para los más exigentes: se va sin transición de los sofás versallescos a los murales con motivos mayas y los muebles futuristas.
Habrá que esperar para comprobar qué sorpresas depara la inauguración y qué nombres propios se pasan los primeros por el Billionaire. En los otros tres locales, repartidos entre Cerdeña (Puerto Cervo), Estambul y Kenia, se han dejado ver futbolistas como Cannavaro, Iniesta, Higüaín o Cristiano Ronaldo, actores como Bruce Willis o Kevin Spacey, políticos como Aznar o su yerno Agag (íntimo de Flavio), o cantantes de la talla de Beyoncé, Rihanna o Lenny Krawitz. Tampoco han faltado modelos, como Naomi Campbell (pareja por algún tiempo de Briatore), Cindy Crawford y su mujer, Elisabetta Gregoraci, son habituales. Paris Hilton ha amenizado con su ritmo más de una velada.