Le conoces por ser un médico sarcástico y adicto a la Vicodina, pero Hugh Laurie es muchas cosas. Un British de pura cepa nacido en Oxford. Un hijo de medallista olímpico de remo educado en Eton. Un actor formado a base de Macbeths y Otelos. El ex novio de Emma Thomson antes de casarse y tener tres hijos con Jo Green. Incluso un pianista vocacional desde los seis años, la faceta a la que se ha entregado con pasión tras convertirse en el intérprete mejor pagado de la televisión. En su segundo disco está concentrado ahora Laurie y no lo hace mal, nada mal.
Gregory House ya dejaba entrever en muchos capítulos (que podrás ver en Divinity los lunes a las 21.30 horas) su talento musical. En los momentos de mayor climax, House dejaba el bastón e interpretaba al piano 'Keep Me in Your Heart', 'Rock Me' o 'Black Moon', todos temas de los grandes del jazz y el blues. Como en su primer disco, que Laurie sacó hace un par de años y tituló 'Let them talk', donde recopiló canciones de otros que le dejaban en carne viva.
El proyecto fue un momento de inflexión para Hugh y vino tras una profunda crisis personal. Tras siete temporadas encarnando a House, Laurie comenzó una relación amor-odio con su personaje. De repente se le volvió en contra. Comenzó a echar de menos a sus hijos Charlie (1988), Will (1990) y Rebbeca (1992), que vivían en Inglaterra mientras él grababa de sol a sol en Estados Unidos, y estuvo a punto de tirar la toalla en varias ocasiones.
La productora de House apretó el botón rojo de alerta máxima y montó un plan de acción. Laurie firmó la octava y ultimísima entrega dentro del Libro Guinness de los récords como el actor mejor pagado de la televisión (más de 300.000 euros por episodio). Su idea era clara: cierro la serie ‘in extremis’ y comienzo a hacer lo que realmente me apetece. Es decir, tocar el piano, la guitarra, la armónica y el saxo, grabar discos y salir de gira con la Copper Bottom Band.
"Ser actor es ponerse la máscara, pero subirse a un escenario como músico es justo lo contrario, es despojarte de ella", ha dicho Laurie en varias entrevistas, en las que suele bascular entre la reflexión profunda y el sentido del humor irónico. Además tiene otra faceta como escritor, en la que ya no sabemos si se quita o se pone algo: En 1996 fue publicó la novela de suspense con toques humorísticos 'The Gun Seller' y varios medios han anunciado que está ultimando la segunda, 'The Paper Soldier'.
Pero en música, que es lo que nos ocupa, también queda recorrido. Tras 'Let them talk' y sus conciertos en varios continentes, donde las críticas fueron muy positivas, llegó este año el segundo disco, titulado 'Didnt it rain'. Se le nota a Hugh que ha ido cogiendo tablas y también que vuelve a sentirse libre, muy libre, para hacer lo que le brota. Como por ejemplo elegir temas con swing femenino. Y meter un tango con acento de blues. ¡Tócala otra vez, Hugh!