Pon un Banksy en tu vida: cómo el grafitero está liándola una vez al día en Nueva York
Nadie sabe quién es, pero todos conocen su nombre de 'guerrilla'. Incluso Angelina Jolie pagó un millón de libras por una de sus obras. Bansky, el grafitero más irreverente de Londres, ha saltado el charco y está revolucionando Nueva York: durante todo este mes sacará sus dibujos de la galería, donde nunca quiso estar, a la calle. La iniciativa se llama 'Mejor fuera que dentro'. Niños desafiantes, frases cargadas de ironía y 'performance' en camiones… toda la ciudad es susceptible de convertirse en arte. O contra-arte. Las ‘ratas’ con acento neoyorkino son más rabiosamente originales que nunca. Cuando parecía encasillado, ¡el artista se revuelve!
22 de septiembre de 2013: Banksy avisa… y no es traidor. Su web y su Facebook le sirven de altavoz. Durante el mes estará en el corazón de Estados Unidos y piensa liarla. Nadie sabe cómo. Ahí está parte importante del éxito de su propuesta. La sorpresa es un plus. Lo titula ‘Better out than in’ (‘Mejor fuera que dentro’) y añade una cita de Cezanne: “Todas las pinturas creadas dentro, en el estudio, nunca serán tan buenas como aquellas hechas fuera”. También subtitula, para dejarlo claro: la residencia de un artista en las calles de Nueva York.
A partir de ahí, cada día ha sido una aventura. Y a cada cual más original. Está revisitando (y re-cuestionándose) todos sus palos: ¿qué es arte? ¿qué consideramos arte en esta sociedad de redes y medios mundiales? ¿qué está prohibido y por qué? ¿Somos libres de verdad? ¿Ciudadanos o consumidores? ¿Es posible revelarse? Todo, con un sentido del humor descreído y mucha emoción. Además, por si tienes alguna duda o quieres ir un poco más allá, se ha inventado una especie de audio-guía: deja impreso junto a cada obra un número de teléfono que te conecta con un contestador explicativo.
La primera acción fue el 1 de octubre y comenzó por el principio, con una defensa del grafiti y el espacio público: dos niños intentando coger un spray prohibido. Toda una declaración de intenciones. Como también lo fue borrarlo él mismo al poco de que la noticia corriese como la pólvora: el arte es efímero, chicos, y hay vida más allá de vuestros moviles. Todo parece obedecer a un plan más grande en estas propuestas de Bansky. Incluso el perro meando una boca de incendios que asegura: "Tú me completas".
Luego, frases que jugaba con la ironía tipográfica: "Este es mi acento de Nueva York, normalmente escribo así", "Tengo la teoría de que puedo hace cualquier frase más profunda escribiendo el nombre de un filósofo muerto al final" o "Ocuppy! The Musical".
Y por fin, sus 'performances' sobre ruedas, que cada día ruedan por diferentes calles de la ciudad. Un camión de reparto que lleva dentro un jardín, con su arcoíris, cascada y mariposas.
Y otro de transporte de ganado con animales de peluche asomando por las rendijas.
También ha ideado auténticas mini piezas teatrales. Desde el día 16 de octubre, un chico andrajoso limpia el zapato rojísimo de un Ronald McDonald de poliuretano. La escultura y el muchacho están cada mediodía a las puertas de un restaurante de hamburguesas diferente.
Tres jornadas antes, un hombre vendía en su puesto callejero lienzos originales de Banksy a un precio de 60 dólares. En las galerías alcanzan cifras de varios ceros. Avisó al día siguiente felicitando a los escasos compradores que se pararon, algunos incluso habían conseguido regatear. Una madre (que ahora es rica) compró dos, uno para cada uno de sus hijos.
También se ha marcado una sala de museo-galería debajo de un puente en la West 24th Street. “La gente me pregunta por qué quiero tener una exposición en las calles, pero ¿has estado en una exhibición de una galería de arte recientemente? Están llenas”, escribía en redes.
Pero no todo es grande. Los pequeños detalles son otro ‘hit’ de su obra. Como el corazón magullado lleno de tititas en Brooklyn o la silueta de las dos torres gemelas con una flor en una acera de Tribeca (a apenas uno centenares de metros de la Zona Cero).
Tampoco se ha olvidado de sus icónicas 'mascotas'. Por un rato ha dejado a un lado sus míticas ratas y ha preferido colocar la imagen de un topo al este de Nueva York, un ser que viene de las profundidades de la ciudad para derribar una señal que comienza por 'NO'.