Lo primero que empezó a compartirse en las redes sociales en el momento de conocerse la muerte de Joe Cocker a los 70 años por un cáncer de pulmón fue el vídeo de 'You can leave your hat on', un buen tema que quedó en el imaginario colectivo más por el striptease de Kim Basinger en 'Nueve semanas y media' que por la extraordinaria interpretación que hace Cocker del tema de Randy Newman.
Algunos, más románticos, compartían 'Up where we belong', la canción un poco pastel de 'Oficial y Caballero' que cantó a dúo con Jennifer Warnes y ganó un Grammy y un Oscar en 1983.
Otros más jóvenes pero igual de nostálgicos compartían la cabecera de 'Aquellos maravillosos años', una entrañable serie que comenzaba con la legendaria versión de Cocker de 'With a Little help from my friends' que mejoraba mucho el original de The Beatles.
Los más rockeros recordaban precisamente cómo interpretó ese tema en Woodstock, con su voz imponente y su característico y convulso movimiento de brazos. Sobre ese escenario, en 1969, Cocker se convirtió en leyenda.
Cocker tenía la humildad necesaria para basar toda una carrera musical en hacer versiones de los temas de los demás y le sobraba talento para conseguir mejorarlos siempre. 'You are so beatiful', 'Delta Lady', 'I shall be released'… todas eran canciones prestadas. Como si fuera un símbolo de esa vida musical en la que siempre ha compartido los títulos de crédito, el tema más popular de Cocker en Spotify es' We are the world'. Pero no el original. No se refiere a aquella extraordinaria reunión en 1985 en la que se juntaron contra el hambre en África, Michael Jackson, Bob Dylan, Ray Charles y Bruce Springsteen entre otros muchos… No, allí no estaba Joe Cocker. Pero años después Pavarotti le invitó a interpretar el tema con otros muchos artistas - aunque no tantos legendarios- en su disco 'Pavarotti & Friends for Guatemala and Kosovo'. De nuevo el éxito le llegaba con una versión.
Como buena parte de los artistas de los 60 y 70, Cocker también vivió un infierno de adicciones que amenazaron con sepultar su carrera. Pero logró superarlas con la ayuda de un productor que le obligó a comprometerse a estar sobrio si quería que trabajara con él y un manager especializado en artistas frágiles.
El fontanero inglés que terminó convertido en uno de los mejores cantantes de soul de la historia vivía en un rancho de Colorado con su segunda mujer con la que llevaba 27 años casado. Tras conocer su muerte, Paul Mc Cartney dijo que le estaría siempre agradecido por haber convertido 'With a Little help from my friends' en un himno.