Si te asomas a la cartelera un domingo por la tarde te vas a formular la misma pregunta y da por hecho que esa elección tan arbitraria implica una salvación y una condena. Siempre. Aunque nunca hasta estos días me lo había planteado así, porque hay que ponerse en el lugar de quien ha sacado adelante su sueño esperando que conquiste a los que tienen ganas de soñar y entender que a veces lo logra y otras, es rechazado.
Os escribo desde la cama del hotel que lleva siendo mi casa desde hace una semana. Por suerte es cómoda, porque formar parte del jurado de un festival de cine es un trabajo tan apasionante como agotador. Películas y más películas que vas consumiendo a velocidad de vértigo, conferencias, coloquios, comidas, encuentros, cenas, exposiciones, más cenas… Y al final del viaje aparece el momento en que uno se cuestiona sin remisión cuál elijo.
Visionar la nueva película de Fernando Colomo –“La isla bonita”- junto a él; aventurar futuros junto al investigador Luciano Castillo y la actriz cubana Laura de la Uz, coincidir en tantas cosas con la actriz argentina Soledad Villamil y descubrir el “secretos de sus ojos” o bucear en esos otros que guardan las fotografías de Héctor Garrido y que nos llevan a esa otra isla, mínima, son experiencias de unos días donde todo ha sido cine. Con mayúsculas.
Acabamos de rubricar la decisión de los premios de esta 41 edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y los nombres están a buen recaudo hasta la gala final, pero yo sigo preguntándome cuál elijo. ¿Por cuál optarías tú?