Emociónate
Estoy segura de que las ideas sobrevuelan y solo hay que estirar los dedos para tomarlas entre ellos. Cuando decenas de personas, miles en el planeta, nos sumamos en la misma acción, se crea una tendencia y hablar de emociones lo es.
De hecho, la nueva película de Disney Pixar las desmenuza y sería un error tomarlo como algo casual.
Os diré mi impresión: es la más potente y renovadora de las corrientes que analizan la esencia humana. La única que puede cambiar el mundo, la que revolucionará el modo en que nos relacionamos, en que metabolizamos lo que nos sucede y nos vuelve Inside Out (Del revés).
A estas alturas de blog os invito a hacer vuestra una de mis frases de batalla diaria: somos un manojo de emociones, a veces en orden y otras en un caos delicioso o aniquilador. Aunque el principio para ese autodiagnóstico pasa por poner nombre a las cosas: Pete Docter, el genio de la película, cuyo catalizador fue el hecho de no poder explicarse los cambios en el carácter e su hija adolescente, las ha sintetizado por economía narrativa en cinco: alegría, tristeza, ira, disgusto y miedo, pero según los gurús de la psicología faltaría alguna otra. El orgullo, por ejemplo; o el amor, una emoción que ambiciono siempre. No trata de su concepto romántico sino de esa actitud con la que se deberían abordar las cosas: hacer algo con amor nos despierta los sentidos y facilita empolvar la parte más arisca de la tarea.
No soy una experta en un mundo de las emociones, pero sí una convencida de que tenerlas en orden –sentirlas en su medida y cuando deben aflorar, no antes ni después- nos permitiría fluir sin tener que estar pendientes de cada paso que damos.
Desde que empezó a rondarme la idea de Happy Aging Arancha Merino siempre estuvo en ella. Conoce las emociones, las nombra y las trabaja desde que la vida la zarandeó lo suficiente para preguntarse “¿Me gusta hacia donde voy o cambio el rumbo y reviento lo establecido?”. Vaya si lo hizo. Trabajo bien remunerado, poder, un marido. Amigos que apenas eran meros conocidos. Metió todo en una maleta, la ató con cordel prieto junto a varias piedras y lanzó el deshecho al fondo de su Mediterráneo. Entonces se observó a conciencia, viendo blancos, negros y desteñidos -como en cualquier armario-, y del proceso de limpieza ha renacido una mujer sabia que ha hecho de las emociones su herramienta de trabajo y su gran placer. Arancha ha publicado un par de libros que deberían dormir en cada mesilla de noche (“Haz que cada mañana salga el sol” –Edit. Alienta- y “Descubre tu verdadera personalidad” –Edit. Los libros del olivo-) y posee un blog muy interesante.
Es mi amiga, aunque no siempre lo fue. Hubo una época en que nos mirábamos tan solo con los ojos e identificábamos, supongo, nuestras debilidades y miedos, la coraza que a veces usamos a modo de tarjeta de presentación, soslayando la esencia de lo que éramos en realidad. Hasta que nos reconocimos desde el corazón y desde ahí… a muerte, la una con la otra. Con vosotr@s espero lo mismo. No os perdáis lo que cuenta y compartidlo. Es una joya.