¿Por qué lo llamas amor?
Si te mira de reojo y frunce el ceño cuando se ha soltado un botón de tu blusa, no te quiere. Si elige por ti el menú un día y otro en la idea de que él tiene más cultura culinaria que tú. Si aprieta los labios cuando tú entreabres los tuyos en una sonrisa tampoco te quiere. No lo hace si te interrumpe una y mil veces cada vez que tratas de explicar algo que crees importante. Ni cuando asegura que solo dices tonterías o por sistema lee el periódico para no oírte. Ni cuando suelta "eso hazlo tú que es cosa de mujeres". No te quiere si afirma adorarte pero a ti te lastima su desprecio. O el tono autoritario de su voz. No lo hace cuando te agarra del brazo -las yemas de sus dedos son llama incandescente sobre tu piel -y te zarandea porque no haces lo que te manda.
Él no te quiere si ensalza a las demás mujeres porque a su juicio tú no les llegas a la suela de los zapatos. No te quiere si su lengua sabe a hiel. Ni te ama cuando escupe odio sobre la sopa de fideos. No te quiere quien rebusca en tu bolso hasta dar con el estuche de pinturas y tira por la ventanilla del coche tu barra de labios favorita mientras tú te miras las rodillas en el asiento de al lado, juntas, prietas una contra la otra, tirando del borde de la falda, incapaz de replicar. No te quiere si espía lo que escribes en tu móvil. Menos aún si lo toma sin tu permiso, marca tu código secreto y escudriña tus conversaciones. Tampoco si te pregunta quién es él, o ella, porque no entiende esa clase de confianzas. No te quiere si selecciona tus amigos, si se atreve a elaborar una “lista negra” con quienes no son de su agrado y te sugiere que si tú le quisieras de verdad no los frecuentarías más.
No te quiere aquel que pone condiciones a tu amor. Quien te escatima el suyo. Quien decide, escoge, organiza y ordena por ti. Quien consiente tu llanto y lo aviva. Quien merma tus expectativas. Quien te corta las alas y llena de piedras tus bolsillos. Y desde luego no te quiere aquel que utiliza su mano o su pene como un arma contra ti. Para esa mentira que algunos se atreven a llamar amor cuando es maltrato. No estás sola.
Happy Aging implica entender que los años nos conceden libertad; ejercerla es un derecho en el que debemos cooperar todos. Noviembre, 25. Día Internacional contra la Violencia de Género. Si lo sufres, cuéntalo. Hay muchas manos amigas en el 016.