A vueltas con la vida (y con Pablo Pineda)
Tenía que contároslo. Deciros que charlar con él ha sido una de esas experiencias efervescentes que azuzan los sentidos. Que da qué pensar, que te cambia de óptica en un suspiro, que revienta los clichés... qué sé yo.
Pablo Pineda, el hombre con espíritu de niño curioso, el de la biografía de récords (es el primer afectado con Síndrome de Down que cursa una carrera universitaria en Europa y anda por concluir la segunda; conferenciante, actor primerizo que 'zas'... en 2009 consigue la Concha de Plata de San Sebastián) cuenta a quien quiera oírle que no existen discapacidades sino capacidades especiales. Oído y entendido.
Ha cumplido 41 años y da gusto hablar con él porque su entusiasmo por vivir es contagioso.
¿Qué es 'Happy Aging' para alguien que cuando se mira al espejo se ve distinto desde el minuto uno del partido? Que le dejen amar como él quiere. Para qué darle más vueltas.
¿Recordáis la película "Yo, también"? Narraba la historia de un joven Down enamorado de una compañera de trabajo... ¿cómo definirla? ¿Normal? ¿Capacitada? ¿En comparación con quién? Porque una escucha a Pablo, dueño de una verborrea apabullante, un sentido de la lógica brutal, con el diccionario en la cabeza y media Wikipedia también, y los límites entre la "capacidad" y la "discapacidad" se borran de un plumazo.
Algunas palabras son los barrotes de una prisión en la que nos hemos encerrado a conciencia. Él lo siente así. Entiende que al otro lado hay un paraíso de besos y caricias de las que querría disfrutar, pero los vocablos se lo impiden. Sí, detrás de ellos se atrinchera una moral llena de prejuicios que señala de quién debería de enamorarse: de una mujer con Síndrome de Down. ¿Y porqué, se pregunta? Si a él le atrae una mujer especial, sí, pero con independencia de su carga genética.
Tenemos el vicio de presuponer que solo nosotros sabemos amar. Que los besos bien dados son los nuestros. Ilusos. Observa a tu alrededor y aprende que esa cosa que tanto rejuvenece no tiene etiquetas ni edad.
Tras analizarle durante una tarde resumo que su 'Happy Aging' pasa por cumplir los proyectos que todavía no ha logrado materializar: ejercer como maestro, pues esa es su formación académica ("Con lo que cuesta sacar una carrera y que no te dejen ejercerla", protesta él) y AMAR. Vivir con alguien, quizá tener hijos, ir a IKEA un sábado por la tarde, comerse a besos en el cine... La vida de la gente corriente.
Lo que somos todos.