Si eres asiduo a los conciertos y a Instagram, fijo que te has topado con alguna de sus fotos. Es más, puede que tus artistas favoritos hayan compartido en sus muros retratos suyos hechos por ella. Wilma Lorenzo es periodista y fotógrafa y lleva desde los 20 años trabajando en el sector de la música. Ahora con 30, y después de haber asesorado a sellos, salas de conciertos, festivales, medios y marcas y, tras haber trabajado con artistas como Vetusta Morla, Izal, Iván Ferreiro, Love of Lesbian, Sidecars o Leiva (con quien publicó un diario de gira en 2018, ‘Toquemos juntos hasta que la muerte nos joda’), acaba de publicar 'Vidas ajenas, pasiones propias' (Lunwerg): un diario personal con el que muchos millennials se sentirán identificados.
Según explica Wilma a Divinity por mail, el libro es el resultado de años de necesidad personal y de expresar cómo se ha sentido ella en según qué situaciones (laborales, de pareja, etc.): "Son imágenes y textos que he realizado y guardado en estos últimos 6-7 años, sin ninguna pretensión más allá de desahogarme y utilizar la escritura y la fotografía para mí misma, lejos de mi profesión". "Cuando se puso sobre la mesa reunir este material y hacer este libro, me daba mucho pudor compartir algo tan íntimo, porque realmente está hecho sin la pretensión de ser compartido. Ahora me alegro mucho de haberlo publicado y ver cómo hay personas que se identifican con ello", matiza. En Divinity hemos charlado con ella sobre su nuevo libro y, sobre otros temas generacionales (e individuales) que nos inquietan, atormentan y perturban especialmente a las mujeres jóvenes: el mundo laboral, la madurez, la presión social o el machismo.
Cuando Lunwerg (la editorial) anunció el lanzamiento, explicaba que "de este trabajo nos emergen preocupaciones e inquietudes en las que podrá verse reflejada cualquier joven de nuestra generación” y después de leerlo puedo decir que es verdad. ¿Tenías intención de hacer algo generacional o ha sido casual?
No tenía ninguna intención más allá de que este libro fuera un fiel reflejo de mí misma. Que cuando pasen los años siga viéndome en él. Desde la editorial o algunas personas que me han hecho llegar sus mensajes, se considera que hay un vínculo generacional que puedo llegar a entender en cuanto a los temas de los que hablo: trabajo, madurez, presión social, machismo… Nos parecemos más de lo que creemos, y el cómo y el por qué de nuestra sociedad actual, hace que nazca ese sentimiento de "generación".
¿Y por qué elegiste ese título?
Hay un texto del libro que describe muy bien el por qué: "Resulta que, después de todo, lo ajeno deja de serlo en cuanto proyectamos en ello nuestra pasión. Así nuestra mirada convierte en propias todas las vidas ajenas que desde la distancia observamos". Observando el mundo y captándolo en imágenes (Vidas ajenas), expreso mis ideales, preocupaciones y emociones, en su unión con mis textos (pasiones propias).
De un primer capítulo en el que dejas cosas atrás hasta otro capítulo llamado G.L.O.R.I.A.: ¿Por qué estructurar así el libro? ¿Corresponde con diferentes etapas de tu vida?
El nombre de cada capítulo se corresponde con una canción (mis cinco favoritas). La estructura del libro se plantea como el clásico nudo-desarrollo-desenlace pero con alguna complicación más. El símil podría ser una relación personal pero en realidad es una forma de agrupar emociones en distintos ámbitos. ‘Left behind’ (dejar el pasado atrás), ‘Mistery of love’ (abrirse al misterio de lo nuevo), ‘Paranoid Android’ (la explosión, el enredo), ‘Need a little time’ (la pausa, pensar) y ‘G.L.O.R.I.A’ (final y comienzo de lo siguiente). Es curioso cómo a la hora de agrupar imágenes y textos me di cuenta de que la vida es cíclica, que pasamos constantemente por los mismos procesos. Y estos son los míos.
Siempre estás detrás de las cámaras (por trabajo) y pareces "ocultarte" detrás de ese flequillo tan característico tuyo pero, en cambio, cuentas experiencias bastante personales... ¿Te ha costado abrirte?
Muchísimo. He dudado varias veces si publicar o no el libro. Como bien dices, siempre estoy "al otro lado"; e incluso aunque parezca que "me expongo" en redes sociales, no lo hago en absoluto. Cuido mucho mi intimidad, soy muy pudorosa en ese sentido. Y esto es abrirse en canal e invitar a todo el mundo.
Te preguntaba antes por lo generacional de tu libro y creo que, muchos millennials podemos sentirnos identificados con frases como “Me enseñaron que la vida adulta significaba estabilidad, sentir el futuro como presente y vicerversa, certidumbre y tranquilidad [...] Me asomo a mis treinta justo con lo contrario". ¿Crees que, en cierto modo, nuestra generación ha roto con esa idea que nos habían transmitido nuestros padres?
¡No nos ha quedado otra! La vida adulta no es como imaginábamos. Hemos dado todos los pasos que nos dijeron que teníamos que dar para alcanzar la estabilidad y nos hemos encontrado con una realidad en la que no existen las certezas. No existe el “para siempre”. No hay una escaleta que si sigues, alcanzas el objetivo. Eso no es necesariamente malo, a mí me gusta que no existan certezas, pero sí creo que somos una generación de futuros frustrados; no tanto por dónde estamos, sino por dónde nos prometieron que estaríamos. Hemos tenido que ponernos las pilas para entender que no estamos fracasando, que estamos viviendo otra realidad distinta. Que lo de "Universidad - Máster - Coche - Boda - Casa - Niños - Casa en la playa" ya no funciona así. Y ojo, yo me alegro.
Algo que ha cambiado mucho con respecto a generaciones anteriores es cómo entendemos el trabajo y la frustración que a veces arrastramos al querer avanzar y notar que no te dejan en el entorno laboral, que no valoran tus ideas o que te distraigan de lo que de verdad se te da bien... ¿Por qué crees que nos pasa esto?
Porque, aunque la forma de trabajar ha cambiado enormemente, la estructuras preestablecidas aún no se han adecuado. Seguimos pensando que tener a una persona ocho horas sentada en una silla es la forma más productiva de funcionar, cuando el teletrabajo cada vez demuestra más lo contrario. Y en esas estructuras hay una serie de pautas a seguir que poco dejan a la creatividad. Tampoco existe en nuestro país un gran cuidado de la idea creativa.
También hablas de algunas situaciones incómodas que has vivido en el trabajo por el hecho de ser mujer como, por ejemplo, que te pregunten en una entrevista si quieres ser madre o de quién eres novia mientras estás entre camerinos y escenarios haciendo tu trabajo. Siempre se ha comentado que el mundo de la música es bastante machista, ¿lo sigue siendo? ¿En qué sentido?
La mayor parte de las veces que me he enfrentado a situaciones de ese tipo ha sido prejuicio. Es decir, alguien que no me conoce de absolutamente nada, y que al encontrarse a una mujer, reacciona de esa manera de forma automática. Lo cierto es que, salvo algún caso puntual, no he tenido que sufrir actitudes machistas en entornos en los que me conocen. Nadie con quien haya trabajado de continuo me ha tratado de forma diferente por ser mujer; pero en la primera impresión, sí que han pensado y se han dirigido a mí, antes como mujer que como profesional. Si un hombre llega con un grupo de músicos a una sala de conciertos, el de la sala dará por hecho que es un técnico de sonido o tour manager; de una mujer, sin embargo, lo primero que pensará es que es la novia de alguno.
En otro de tus textos llamado “se la están follando todos” también hablas de otra situación incómoda: de una llegada a un “entorno de hombres” y de que alguien, curiosamente una mujer, dijo eso de ti sin conocerte. ¿Crees que, tanto hombres como mujeres hemos avanzado estos últimos años con el movimiento feminista y sobre todo tras pedir más sororidad o todavía nos queda camino? ¿Cómo ves a las nuevas generaciones en esto?
Creo que hemos avanzado en las actitudes "en público", pero dudo que ese avance se corresponda con una concienciación interna real. Afortunadamente, hay algunas conductas que a nadie se le ocurre llevar a cabo hoy a ojos de todos (y hace dos o tres años, sí); pero queda mucho camino por hacer. La presión social es el primer paso, que hacer ese comentario machista ya no sea “gracioso”, hace nuestra vida mucho más agradable; pero los problemas reales (violencia machista, diferencias salariales, paridad, presencia en altos cargos) aún están por resolver.
Para terminar: tres palabras que crees que definen a nuestra generación
Incertidumbre, libertad y autonomía.
¿Y tres imágenes?
Somos la generación de los selfies. Del yo, mí, conmigo: fotos de viajes por todo el mundo, de exposiciones y de conciertos. La generación voyeur.