En el Real Madrid le llamaban “el gordito”, pero era un mote cariñoso porque sufría en los entrenamientos con sus kilitos de más. Ahora pesa 118 kilos. Ronaldo. Sí. Aquel exitoso jugador brasileño era, no sólo brillante en el campo, sino también delgado, atlético y ligón. Ahora se ha desbordado por un sedentarismo continuado en los últimos años y por sus problemas de hipertiroidismo.
Dicen que su tripa tiene 107 centímetros de circunferencia. Gracias a Dios no tengo metro en casa, no es hora de hacer comparaciones ni saber cuánto me falta. Lo dicen a los cuatro vientos en un programa de televisión brasileño en el que se ha apuntado voluntariamente y con el que pretende “volver a ser el de antes”. Tiene hasta algo de poético la frase… Nostalgia del ayer, como los boleros.
Lo terrible es que buscas en Google “Ronaldo” y “gordo” y aparecen 3.360.000 resultados y un surtido de fotos que van desde la tripita cervecera hasta el presunto embarazo psicológico. Tal vez las ha visto él y por eso se ha apuntado a “Medida Correcta”, una sección del programa “Fantástico”. Todos los domingos durante los próximos tres meses cumplirá un programa de dieta estricto y hará ejercicios con un entrenador llamado Marcio Atalla que debe ser más duro que el mío.
Me solidarizo con él. Maximizo su barriga (¿quién no ha tenido barriga?) y pienso en la báscula. Ese horror de electrodoméstico que escondes en casa y que siempre crees que funciona mal. En su caso… ¡será televisado! Pobre, Ronaldo, que tiene una pésima relación con la balanza. “Un trauma”, dijo.
En esta época de flacos, tirillas y Casiraghis/Kortajarenas/Velencosos llenos de huesos, los entraditos en kilos son –somos- mirados de reojo como si los kilos los hubiéramos robado como Gordillo, sin pagar. Vaya, qué oportuno apellido… No es tiempo para lorzas por mucho Botero que coloquen en las rotondas. Antes en los pueblos “salud” era lo mismo que “estar rollizo”. Ahora te dicen que estás guapo cuando adelgazas. Malditos gendarmes de la estética. Perversos de la belleza. Endemoniados de la hermosura.
Kilos, kilos, kilos…
En estos tres meses van a maximizarle la barriga todos los brasileños con lupa televisiva. La prensa allí no es nada cariñosa: “el gordo Ronaldo hará dieta en un programa de televisión”.
Qué paradojas tienen los apellidos. Un Ronaldo a dieta y el otro envasado al vacío a punto de ser Tronista.