Pues sí. Eso es lo que está haciendo la Fundación Canal en su expo 'Barbie. Más allá de la muñeca' del 16 de febrero al 2 de mayo. Y claro, yo quería ir. Porque Barbie es un súper icono y un fetiche y una muñeca muy controvertida. De hecho, conozco varias madres colegas feministas y modernas que educan a sus hijas para que digan, hagan y piensen lo que les dé la gana... Menos una cosa: 'prohibido jugar con Barbies'. No encontré entre mis amigas a ninguna que quisiera acompañare a la expo que, por lo demás estaba petada de niñas con sus mamás, como no podía ser de otro modo. En general, creo que esto dice bastante de mis amigas. En particular, decidí ir con mis dos hijas (6 y 3).
La pequeña adora a Barbie. Acaba de descubrirla y lo está flipando. Es una muñeca con forma de mujer (no de osito de peluche ni de dinosaurio ni de bebé ni de gatito). Barbie es indiscutiblemente una mujer. Tiene las tetas brillantes (refulgentes en realidad), vestidos dorados y tacones. A las nuevas ya no les brillan las tetas (las han hecho mates) pero mi hija juega con mis rubias ochenteras y aún disfruta de ese fulgor.
Me gusta que mis hijas juegue con mis viejas barbies. Los juguetes con pasado son los mejores. Y Barbie lo tiene. Barbie es de hecho la primera muñeca con forma de mujer de la historia (1959), una auténtica revolución que llegó a España en 1979 (año de mi nacimiento). Y yo la respeto. Sobre todo porque es un juguete con un lado oscuro irresistible. Y porque esa oscuridad inspiró el relato de A.M. Homes 'Una muñeca de carne y hueso'. Y la Barbie insuperable de Toy Story 3. Sólo por eso vale la pena que mis hijas jueguen con ella.
A la mayor, en cambio, no le cae bien (empieza a parecerse a mis amigas). Le gustaba a los tres, pero ya no la traga. Barbie me ha servido para enseñarle feminismo a mi hija de seis (gracias Barbie, eres una amiga). Esto es porque a la mayor ya le he explicado que debe desconfiar de todos los muñecos animados o articulados con forma de mujer que parezcan únicamente preocupadas por su cuerpo y por su ropa y que sean guapísimas y un poco pánfilas a la vez.
Es alucinante cuantas chicas así detecta desde que hemos puesto en práctica este juego, especialmente en los dibujos animados. A veces las series infantiles son más sexistas que cualquier otro formato imaginable. Bien, le he pedido que cuando vea ese tipo de muñecas, humanas o animadas, me avise... Para comentar la jugada. Y así, en el último episodio de la saga Barbie que vieron en su tablet acabó con un grito de socorro: "¡¡¡¡¡Mamaaaaaaaaaaa!! ¡¡¡Barbie está hablando del ARROPALIPSIS!!!!". "¿Qué es eso?". "Es cuando no tienes ropa en el armario". "Apagad el ipad". Desde el Arropalipsis no le traga.
Llegamos a la expo. Hija mayor se cabrea en cuanto ve la cola. "¿Pero por qué nos traes aquí? Si tú mismas dices que es una cursi". Y estoy a punto de decirle que tiene razón y que es un modelo que ejerce una presión inadmisible y dañina sobre el cuerpo de las niñas. Pero creo que es un poco pronto para ese discurso y tengo mucho interés por ver cómo se plantea la ambigüedad de la muñeca en la expo.
Así que aprovecho la cola para contarle cosas nuevas de Barbie, cosas que ella no sabe. Le cuento que hubo un tiempo en que las niñas sólo jugaban a ser mamás porque parecía que sólo servirían para eso cuando fueran mayores. Y que ese tiempo no es tan lejano. Le cuento que es el tiempo de la abuela y que es el tiempo de muchas niñas que han nacido lejos de nosotras. Y que Barbie hizo que muchas niñas cambiaran el juego de imaginarse como madres por el juego de imaginarse como mujeres. Le digo que eso está bien.
Nos vemos con atención las 438 piezas de colección, la mayor expo de la muñeca que se ha hecho en el mundo ante nuestros ojos. Y descubrimos una Barbie astronauta, una Barbie veterinaria, una Barbie cirujana, una Barbie soldado, algunas negras y chinas, azafatas, entrenadora de aerobics, una candidata a la presidencia de Estados Unidos... Y varias decenas de ediciones limitadas: Barbie Isabel I de Inglaterra, Cleopatra, Grace Kelly, Marilyn Monroe... Busco una Barbie escritora pero no la encuentro.
Por lo demás, disfrutamos de unas 300 muñecas fascinantes que son perfectos maniquíes de la ropa que llevan puesta. Perfectas siempre, flacas siempre, con tacones siempre, con complementos de moda siempre, con el pelo largo siempre, con pendientes siempre... Pienso entonces en lo cerca que está el eslogan de Barbie: 'Quiero ser', con otro lema que me viene ahora a la cabeza, "Debo ser".
Cuando salimos mi hija mayor hace una pregunta. "Mamá, lo que no entiendo es: si puede ser cualquier cosa, si puede elegir ser lo que más le guste ¿Por qué elige ser una Barbie todo el rato?" Y creo que tengo la respuesta: "Porque después de todo, ella es una muñeca. Las únicas que de verdad pueden ser lo que les dé la gana son las niñas como tú".
PD: En la nota de prensa de la expo un montón de famosos hablan de lo guay que es Barbie por las razones molonas y evidentes que he comentado. Pero no se pronuncian ni de pasada por ese otro tema, por ese 'Debo ser' que es también materia creadora y creativa. Alaska, Lucía Etxebarría, Rosa Clará, Ana García Siñeriz o Rosa Oriol de Tous son algunas de las que alaban a Barbie... Y echo de menos un enfoque más amplio. Se puede jugar con Barbie. Se puede admirar a Barbie. Sí. Pero se debe también pensar sobre ella.