¿Por qué a Paula Echevarría (y a algunas más) les da vergüenza ser feministas?
No se habla de otra cosa. Las desafortunadas declaraciones de Paula Echevarría: "Yo me defino como persona. Yo creo que no hay que ser feminista ni machista, yo creo que los extremos nunca son buenos ni para un lado ni para el otro". Pobre chica, la cagó.
¿El motivo? Las redes sociales han respondido rápida, unánime y masivamente: Paula es tonta. Es mona, pero tonta. Es inculta, no sabe lo que es el feminismo y encima alardea de su tontería (de puro tonta que es). Si no fuera tonta sabría que el feminismo no es un extremo ni un antónimo del machismo. El feminismo defiende la igualdad entre hombres y mujeres, según la RAE. Aunque qué coño importa la RAE. La RAE define sexo débil como 'conjunto de mujeres'.
El caso es que lo que Paula ha dicho, lo que de verdad significan sus palabras es: "Yo creo que no hay que defender ni la igualdad ni la opresión de los hombres a las mujeres, los extremos nunca son buenos". Eso es lo que significa literalmente lo que ha dicho. Y se la ha cargado. Normal. Porque sí hay que defender la igualdad. Y eso es el feminismo. Y hasta Dior ha hecho camisetitas con el lema 'Todas deberíamos ser feministas'. La pregunta es: ¿por qué lo ha dicho Paula?
¿Lo ha dicho porque lo piensa? Todos sabemos que no. ¿Lo ha dicho porque confunde los términos? Todos sabemos que sí. ¿Confunde los términos porque es tonta? Esa es la respuesta más difundida. ¿Confunde los términos porque es guapa? Se rumorea que eso ayuda. ¿Confunde los términos porque es una mujer guapa con cuenta en Instagram? Sin duda, también por eso.
Así de rápido corren los prejuicios en las redes sociales, unos pegaditos a otros. Pero hay una pregunta más importante: ¿Ha dicho lo que quería decir? ¿O ha sido presa de sus palabras? A lo mejor no quería decir algo así ni lo piensa, pero resulta que vive en un país donde la RAE define el sexo débil son el 'conjunto de las mujeres'. A lo mejor ella, como todas, ha sido víctima de esa violencia 'semántica' de la que es responsable pero no culpable. Y a lo mejor de ahí viene su desliz.
El problema es que no es solo Paula. Son muchas, muchas, pero muchas las mujeres (y adolescentes) que sienten hastío cuando escuchan hablar de feminismo. Y que después se hacen la 'picha' un lío (perdón, el chocho). Parece que una mujer adolescente deba elegir entre leer a Simone de Beauvoir (feminista y ¿fea?) o bailar 'Despacito' (no feminista, asimilada y ¿guapa?). No es así, sabemos que no es así, pero el inconsciente semántico nos acecha. Y eso se debe a que la violencia machista (y cualquier violencia que perdura y que se admite en el tiempo) comienza con la palabra, domina la palabra y tiene el monopolio del discurso mediático.
Todas conocemos decenas de mujeres a las que da pereza el feminismo o un tipo de feminismo o un tipo de feministas o algunas feministas. Y no es porque sean tontas. Es porque hay un discurso dominante e invisible. Y esos son los discursos más peligrosos. Los de 'me hago la rubia' de Cifuentes, los del sexo débil de la RAE, los de "ni feminismo ni machismo" de Paula.
Paula, tienes que hacer un esfuerzo por arreglar tu cagada. Usa tus casi dos millones de seguidores para hablar con franqueza de tu cagada. Para corregirla, para reflexionar. Demuéstranos que las redes sirven para comunicar algo más que lo bien que sienta una falda. A cambio, las demás, las que nos creemos más listas (como yo), y los demás (que cada vez son más), los que te hemos visto hacer el ridículo, no vamos a señalarte con el dedo. Porque hay algo chungo en señalar tu error con tanta gracia.
Es como si hubiera una cierta satisfacción en el hecho de que una mujer de éxito como tú sea tonta o inculta. Guapa pero tonta después de todo. Parece ser el mejor caso de éxito de una mujer. Lo que pasa es que eso es otro cliché machista. Estamos muy atrapadas. 'Todas deberíamos ser feministas'. Y encima es un sucio lema de Dior.