Estos días estamos celebrando el 20 aniversario del final de “Al salir de clase”. El serial adolescente marcó a varias generaciones de españoles y sirvió de trampolín de un numeroso grupo de actores que a día de hoy triunfan en la ficción española. Sin embargo no todos quisieron seguir ejerciendo la interpretación y su vida tomó otros derroteros. Una de ellas fue Laura Manzanedo que, aunque siguió haciendo series y películas, ha tenido una vida de lo más azarosa.
Tras finalizar su paso por la aclamada telenovela adolescente de Telecinco (que en 2020 se repuso en Divinity), donde dio vida al personaje de Clara, Laura combinó papeles en series como 'Yo Soy Bea' o 'El Comisario' con la participación en programas de telerrealidad. Muchos no se acuerdan, pero Laura formó parte del elenco del programa 'La Selva de los Famosos' antes de que el formato de aventuras recalase en Mediaset bajo el título de “Supervivientes”.
Laura pasó hambre y penurias en el año 2004 junto a otros famosos como Luis Lorenzo (hoy acusado de presunto asesinato), Bigote Arrocet, Charo Reina o Leticia Sabater. Manzanedo fue expulsada en la undécima semana de concurso y tras ser posteriormente repescada llegó a la semifinal. Diez años después la vimos en Telecinco tirarse de los trampolines de 'Mira Quien Salta' junto a Ángela Portero o Rafael Amargo.
Durante la década pasada, Laura fue un personaje de enorme popularidad gracias a su participación en el programa radiofónico 'Ponte a Prueba'. Se trataba de una show gamberro y picante que ganó un premio Ondas y en el que también colaboraban Daniela Blume y Uri Sabat. Tras una salida muy polémica del espacio, desapareció de la escena pública y se marchó a Francia a ejercer de coreógrafa y posteriormente dio clases de español en el país vecino.
El confinamiento del año 2020 supuso un mazazo para la actriz y presentadora. Según relató ella misma en el Deluxe en abril de este mismo año, encontró en la 'alquimia sensorial' su fuente de ingresos. Se trata de unos masajes de alto contenido erótico que provocaban que algunos clientes trataran de seducirle y llegó a enrollarse con uno de ellos: "Me di cuenta de que este chico lo que quería era echar un 'quiqui' y ahorrarse el masaje. En una ocasión le dije 'mira, no voy bien, me estoy saltando el confinamiento, me tengo que reinventar y no voy a estar aquí pasando la noche sin ganar dinero'", confesó.
Tras esta peculiar vivencia, Laura tomó una firme determinación: "Me encabroné y la siguiente vez que otro chico, maravilloso, se me insinuó, pues le subí el precio”. “Lo que hago ahora, que es lo que tenemos que hacer todas las mujeres, es darme un valor que no me daba. Ahora mismo, si me gusta un tío, no me acuesto con él como no me pague antes", declaró sin pelos en la lengua.
“Ahora cobro el doble de lo que cobraba por las terapias, por pasar un rato con un chico que me gusta, en lugar de ir a su casa gratis y luego estar sufriendo por si me llama o no. Me paga 300 euros", continuó relatando Laura.