Los hijos de Rosarillo ya son mayores. Lola Orellana, de 26 años; y Pedro Antonio Lazaga, que pronto alcanzará la mayoría de edad, son el mayor orgullo de su célebre madre. A pesar de que son los más desconocidos de la mediática saga, los dos han arropado a su madre, de 59 años, en la apertura del museo dedicado a la gran Lola Flores. "Son los ángeles de mi vida", dijo Rosario sobre ellos en sus redes sociales. Hoy conocemos a los dos hermanos un poco mejor.
La inauguración del Museo Lola Flores en el que Rosario estuvo acompañada por sus dos hijos
Lola Orellana, el poderío del mestizaje
La primera hija de Rosario Flores llegó al mundo en 1996 como fruto de la relación de la artista con el chileno Carlos Orellana. Nacida tan solo un año después de la muerte de 'La Faraona', la pareja quiso honrar a la recién nacida con el nombre de la matriarca del clan. Aunque ha estado en las portadas de las revistas desde el día de su nacimiento, Lola ha buscado siempre el anonimato.
Artista plástica vocacional, es una apasionada de la fotografía y el diseño. Sus redes sociales son un gran escaparate de su enorme talento. Además también trabaja en el mundo de la producción audiovisual: ha sido ayudante de dirección en la serie Dime quien soy y ha tenido un pequeño papel en la película Eco, de Miguel Sierra.
Fruto de su relación con Pedro Manuel Lazaga, en 2006 nació su retoño menor, a quien pusieron el mismo nombre que su padre. El joven, que alcanzará la mayoría de edad a principios del próximo año, ha vivido siempre en un plano moderado y discreto, pero su estilo personal en el acto de apertura del museo de su abuela ha conquistado a los expertos en moda.
A pesar de que mantiene su privacidad y su imagen a buen recaudo, sabemos que el hijo menor de Rosario ha heredado el duende de la saga y es un gran aficionado a tocar el cajón. Rosario comenta que su hijo y su madre comparten fecha de nacimiento y el calendario les mantiene unidos en un enlace místico.
Flores se ha vanagloriado mucho del discreto segundo plano en el que se sitúan sus dos descendientes. "Si de algo estoy orgullosa es porque a mis hijos no los conoce nadie. Ser famosa te marca. Y para mí sería muy egoísta hacerles a ellos famosos. Mi hija, por ejemplo, ahora está trabajando en cine. Puede trabajar de lo que quiera porque no la conoce nadie. Yo no he sido libre nunca", dice Rosario.
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