La vida actual de Arantxa Sánchez Vicario: dando clases, en guerra con su ex y reconciliada con sus padres
Los próximos meses van a ser muy convulsos para Arantxa Sánchez Vicario. El ídolo del tenis se enfrentará en las próximas semanas a dos procesos judiciales muy complicados: en agosto, el de su divorcio de José Santacana; y en septiembre, otro más desagradable todavía. Un caso por el que la Fiscalía solicita para ella y para su exmarido cuatro años de cárcel por alzamiento de bienes y una deuda de 7,5 millones de euros al Banco de Luxemburgo. Mientras comienza este calvario judicial, la extenista tiene fijada su residencia en Miami.
Una urbanización de lujo
Arantxa está feliz en Florida, donde vive tranquila y con relativa privacidad. Según comenta a su círculo de confianza no quiere volver a España. Allí vive junto a sus dos hijos, Arantxa y Leo, de 14 y 11 años respectivamente. Los tres viven en una zona tan conocida como Midtown, que se encuentra en una de las zonas más acomodadas de Miami. La urbanización dispone de gimnasio, jacuzzi, sauna, jardín de meditación, conserje 24 hora y, como no, una impresionante pista de tenis.
En el aspecto profesional, Arantxa vive de dar clases de tenis en una escuela de Miami varios días a la semana. Además, a tan solo dos horas de Miami vive su hermano Emilio, también legendario de la raqueta. Afincado en la ciudad de Naples, ejerce de puntal para Arantxa.
Actos en España
La exraquetista de 51 años también viene de vez en cuando a España por motivos profesionales. Hace tan solo unas semanas estuvo en Marbella participando de un homenaje que la Real Federación Española de Tenis hizo a las mujeres tenistas españolas.
Según ha declarado la propia Arantxa, su exmarido es el origen de todos sus problemas judiciales y económicos. "Me arrepiento de haberle dado el control. Tenía que haber separado el amor del resto de mi vida", confesaba a una revista del corazón tras hacer pública su separación. Arantxa llegó a revelar tras su separación que los trofeos y sus cosas personales se los había llevado su exmarido: "Están en casa de sus padres y voy a intentar en algún momento recuperarlos". Es tal el desprecio que Arantxa siente por su ex que se ha borrado los tatuajes que le recordaban a él.
Su matrimonio con Santacana
La pareja se casó en 2008 y la familia de la extenista nunca vio con buenos ojos esta unión, algo que la mantuvo enfrentada a sus padres y hermanos durante años. "Mi madre me apoya y está conmigo. Aun habiéndole dado mil patadas, ahí sigue. Me ha demostrado lo que es el amor por los hijos y su incondicional apoyo", mantiene Arantxa "Yo sentía que siempre podía contar con mi familia... He pedido perdón a quien se lo tenía que pedir", confesó.