Hoy se cumplen 28 años del trágico fallecimiento de Antonio Flores. El hijo de la eterna Lola se marchaba a los 33 años, tan solo quince días después de la muerte de La Faraona, sumido en una espiral de tristeza infinita. Dejaba una de ocho años, la hoy célebre actriz Alba Flores, fruto de su relación con Ana Villa. A pesar de los flashes que siempre rodearon a su familia política y a su propia hija, la exesposa del músico ha sabido vivir todos estos años de manera discreta.
Villa trabaja como productora teatral y rehúsa ofrecer entrevistas de ningún tipo, aunque sí que ha acudido a algún evento público para apoyar el trabajo de su primogénita. "Mi hija es como su tía Rosario. La gente cree que se parecen a Lola, pero ese parecido solo es físico. A quien se parecen las dos es al Pescaílla", han sido las únicas declaraciones que ha realizado en estos últimos 30 años.
Antonio Flores y Ana Villa se casaron en 1986, en la época en la que el compositor e intérprete estaba enganchado al mundo de las drogas. Tuvieron a Alba tan solo siete meses después de darse el 'sí, quiero', y cuentan los allegados de la pareja que, durante un tiempo, Villa consiguió alejarle de la mala vida. Sin embargo, Antonio tuvo una recaída y el matrimonio se rompió en 1989.
A pesar de la separación y el divorcio, el amor que se profesaban continuó y Villa puso todo su empeño, en colaboración con la mismísima Lola, en conseguir que el padre de su hija saliese del infierno de la heroína. “A mí se me ha muerto mucho más que el padre de mi hija: Antonio era el único hombre con el que he compartido mi vida”, declaró en el tanatorio del artista. "Claro que seguía enamorada de Antonio. Le quería por encima de todo. Nunca dejé de quererle. Y ahora le quiero más todavía”, añadió.
Tras esta tragedia, Ana montó una tienda de antigüedades y finalmente acabó convirtiéndose en la exitosa productora que es hoy en día. En el plano sentimental ha trascendido que la viuda de Antonio ha tenido otras relaciones, aunque los nombres de estas personas jamás han trascendido a los medios de comunicación. La discreción siempre ha sido total y absoluta y el respeto de los medios por su intimidad, también.
Su buena relación con su familia política no solo existió en su día (llegó a hacerle los coros a Lolita en el disco que editó el mismo año de la muerte de su madre y su hermano). Ana, que tuvo una relación muy próxima con Lola Flores, estuvo hace unos meses en la inauguración del museo que se abrió en Jerez con motivo del centenario de la artista, pero consiguió esquivar los objetivos de las cámaras que cubrieron el acto. También la hemos visto con ellos en otras ocasiones, como cuando Elena Furiase, su sobrina, tuvo a su hijo Noah.