Tal día como hoy, el 28 de septiembre de 1998, la música cambió para siempre. Aquel día de hace 25 años una desconocida adolescente de Louisiana llamada Britney Spears publicó su primera canción: 'Baby One More Time'. Un perfecto tema pop que, acompañado de un emblemático videoclip, en el que Britney ejercía de sexy colegiala que un cuarto de siglo después de ver la luz continúa sonando contemporáneo.
Aquella imagen impactó sobremanera en los años de los años 90. Tras una década en la que el ‘grunge’ y el descontento social se había apoderado de los adolescentes de medio mundo, Britney supuso un soplo de aire fresco: desenfadado y provocador al mismo tiempo. Tal fue el calado del lanzamiento que Spears fue considerada entonces “La Princesa del Pop”, asumiendo que el reinado era de la todopoderosa Madonna.
Durante todo este tiempo muchos otros productos intentaron replicar la fórmula con resultados desiguales: Christina Aguilera, Miley Cyrus o Natalia de OT emergieron como réplicas de Britney. Otras han caído en el olvido. Mientras tanto, Britney era un emblema de consumo absoluto: muñecas que replicaban a la estrella, merchandising de todo tipo, patrocinios y, en definitiva, omnipresencia social. ¡Hasta llegó a salir en Médico de Familia!
'Baby One More Time’ es una canción absolutamente redonda: sus reconocidísimos primeros acordes, un estribillo que se pega como un chicle y un clímax final totalmente apoteósico. Su perfección sonora sentó las bases de la carrera de la apoteósica carrera de Spears que, lejos de ser flor de un día, también se ha prolongado, con altos y bajos, hasta el día de hoy.
A pesar de que comenzó siendo un fenómeno adolescente, todas las niñas querían ser como Britney, la cantante supo madurar junto a sus fans. Al tema le siguieron otras canciones de corte similar que repitieron el éxito de la original (‘Crazy’, ‘Oops I did it again’) pero con el paso de los años Britney comenzó a explorar sonidos y actitudes más adultas que continuaron.
En la cima del éxito la salud mental de Britney Spears se resintió. Relaciones tormentosas, drogas, dos embarazos seguidos, ataques de pánico… El año 2007 fue un auténtico infierno para la cantante que, aunque seguía dominando las listas de éxito, vivía inmersa en un auténtico caos. Fue entonces cuando su familia la ingresó en una clínica mental y se hizo cargo de su tutela.
Britney se recuperó y ordenó su vida mientras continuaba cosechando éxitos sobre los escenarios. Sin embargo, la cantante decidió rebelarse contra su familia y luchó en los tribunales para volver a tomar las riendas de su vida. Aunque ella se muestra feliz por su independencia, todo parece indicar que la salud mental de Britney sigue siendo débil: desde entonces su comportamiento recuerda al que tuvo en sus peores años. A través de sus redes sociales, los fans de la artista consideran que su salud mental está delicada por los vídeos que ella misma comparte en redes.
Sea como fuere, resulta injusto que la realidad actual de la super estrella empañe su increíble legado social y musical. En los últimos 25 años ha puesto banda sonora a nuestras vidas y nos ha acompañado con apariciones que son emblemas contemporáneos: aquella actuación con una serpiente al cuello, su beso con Madonna e incluso aquella vez que actuó absolutamente desorientada en unos premios de la MTV.