No cabe duda de que Carmen Maura, de 78 años, es una de las actrices más queridas, respetadas y solventes del país. Sus papeles nos han emocionado durante décadas y tanto su rostro como su voz son reconocibles por todos. El éxito y el reconocimiento de Maura contrastan con su agitada vida personal, que tiene en la relación con sus dos hijos uno de los capítulos más dolorosos.
Carmen y Pablo, como se llaman sus dos vástagos hoy ya cincuentones, nacieron del matrimonio de la actriz con el empresario y abogado mallorquín Francisco Forteza. Se casaron en 1964 pero Carmen, la mayor, no nacería hasta tres años después. En 1970 nacería Pablo y con su alumbramiento se inició de una de las épocas más difíciles de la ex chica Almodóvar.
Tras seis años de convivencia y a instancias del que había sido su marido un juez dictó sentencia por la que los niños quedarían bajo la custodia de su padre. Fue entonces cuando Francisco Forteza se marchó con los pequeños a Canarias y privó a Carmen de su maternidad durante doce años. Según cuenta Manuel Román en Libertad Digital, aparte de las amistades que el progenitor tenía en el ámbito judicial, al pertenecer a una influyente familia de las Baleares, se sostuvo que la profesión de actriz de la madre no era la más apropiada para tener a sus hijos, criarlos y educarlos: “A mi hija la dejé de ver a los 13 y la volví a ver a los 17”, recordaba la propia Maura en una entrevista. Por desgracia, la historia de Maura no es un caso aislado.
La situación que vivió la genial actriz fue tremendamente cruel. A mediados de los años 80 realizó un reportaje para la desaparecida revista ‘Tiempo’ en la que se la permitió salir con los niños, entonces adolescentes. Según relata el periodista que firmó aquella pieza, "con ellos convivía una persona que vigilaba que se cumplía con la moral que había de tener en relación con sus hijos”. Carmen optó por resignarse: “Después de 10 o 12 años de lucha decidí que ya no podía más, que ya vendrían cuando tuvieran que venir”.
Carmen evita referirse a sus descendientes y a esta oscura etapa de su vida en las entrevistas que concede. “Mi hija un día se presentó en el teatro y nos fuimos a cenar para que le explicase mi versión”, aceptó contar de manera escueta. Sí sabemos que con el tiempo su relación con ambos pudo restablecerse e incluso Carmen es abuela de una nieta, hija de Pablo, que ya tiene 20 años. “No soy la típica abuelita maravillosa”, confesaba en 2020 en otra entrevista.