¿Qué fue de Cristina Sánchez? La vida actual de la mujer que revolucionó la tauromaquia en los 90

Es la gran olvidada cuando, de cara al 8 de marzo, se hacen listados de pioneras, pero Cristina Sánchez merece que se le dé su sitio: Fue la primera mujer en salir a hombros de la plaza de Las Ventas y Curro Romero y José María Manzanares, nada menos, le dieron la alternativa en 1996. Tuvo que lidiar contra comentarios machistas más feroces que los toros y fue ejemplo de arte y oficio en los cosos más importantes de España y América. No pudo contra el sistema y terminó cortándose la coleta (rubia) antes de tiempo en 1999. ¿Quieren saber que fue de su vida?

Casada desde hace 25 años y madre de dos hijos

La emblemática torera es hoy una mujer de 52 años que vive una vida familiar y discreta. Sigue vinculada al mundo de la tauromaquia como apoderada de otras figuras de la Fiesta Nacional, algunas también mujeres, y también colabora con la Fundación Aladina. Se sigue sintiendo mujer torero (no le gusta lo de torera) y defiende con uñas y dientes su legado y la importancia de la tauromaquia en la vida cultural de la nación. “Hoy por hoy ese camino ya está abierto. No hay nada ni nadie que impida a una mujer dedicarse al mundo del toro”, dice con orgullo.

Cristina está casada desde hace 25 años con un apuesto portugués, Alejandro da Silva, que lidera una empresa de instalación de riegos. Lo conoció cuando, tras colgar la muleta y el capote, lo conoció en el país vecino a donde se fue a trabajar como relaciones públicas en un hotel rural. En 2011 concursaron juntos en ‘Expedición Imposible’ (una especie de Pekin Express VIP) que se emitió en Cuatro. Están enamorados como el primer día y es habitual que en sus redes sociales cuelguen imágenes en las que derrochan complicidad.

La pareja ha tenido dos hijos, Álex y Antonio, de 23 y 21 años que no pueden estar más orgullosos de su progenitora. El mayor ha estudiado Criminología y ha opositado a Policía Nacional, pero ha decidido centrarse en otra de sus pasiones: el boxeo. Se entrena en Texas, Estados Unidos, y compite de manera profesional en la categoría de Peso Superligero.

Su hijo menor, por otra parte, acaba de sacarse el título de Piloto. Su madre compartía en redes sociales su orgullo por el triunfo académico de su benjamín: “Si algo tenía claro es que todos los valores que papá y yo te hemos transmitido han sido tu brújula en esta carrera tan exigente y desafiante”, escribía embargada por la emoción.

Analiza con cariño su paso por los ruedos

Con la tranquilidad y la serenidad que aporta el paso del tiempo habla con perspectiva de su gesta en el universo del toro. “Entré en un mundo de hombres era para ser uno más, sin favoritismos. Creo en la persona, no en el sexo. De mi historia sólo vale el ejemplo: es posible”, dice orgullosa. Eso sí, lamenta que hayan querido borrar su historia: “Nunca me han llamado. Ni me consideran. Abanderan el sectarismo, y ocupan un Ministerio”, subraya. Sus críticacs van más allá: “Desconocen lo que hay que luchar para alcanzar un puesto de trabajo por méritos propios. Su desconocimiento es absoluto. Por lo que dicen y, lo que es peor, por lo que hacen”.

Frente al silencio de la Administración, Cristina siente que durante sus años de fama fue querida por la prensa del corazón de los 90. En aquella época compartía semana sí, semana también portadas con otros compañeros de profesión como Jesulín de Ubrique, El Cordobés, Francisco Rivera Ordóñez o Rafi Camino en los que se especulaba sobre su vida sentimental.Sin embargo, Sánchez cree que fue tratada con "respeto" y vería "necesario" que otra vez se viera de forma "especial" a los toreros: "Lo que no está en los medios no existe".

Con respecto a cómo le gustaría que le recordasen Cristina quiere que la recuerden por su trabajo en los ruedos pero también por su labor solidaria: "Además de buena torero, me gustaría que me recordaran como buena gente", concluye.

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