Nuevo varapalo para Ana Obregón.Justo cuando se cumple un año de la muerte de su hijo Aless Lequio, su madre, de 95 años, ha fallecido. La noticia la ha dado a conocer la revista ¡HOLA!, donde solamente publican que Ana María Obregón Navarro ha perdido la vida este sábado, 22 de mayo.
La madre de la actriz estuvo hospitalizada a mediados del pasado mes de abril, aunque unos días más tarde fue dada de alta y regresó a su domicilio. Aunque en aquel momento se habló de que su salud era estable, lo cierto es que Ana María Obregón ya había tenido varios sustos en los últimos tiempos: padeció un ictus en 2015 y un problema coronario en 2017. La madre de la actriz es un personaje muy querido y respetado por la prensa del corazón y, a la vez, una gran desconocida. Hoy les cuento un poco más la historia personal y vital de la matriarca de esta célebre saga.
Ana María Obregón Navarro nació en el seno de una familia acomodada de la capital: Hija única del empresario Juan Obregón Toledo y de Carmen Rubio Arrabal fue una de las jóvenes más pizpiretas de la alta sociedad de la posguerra. Precisamente en estos círculos conoció al padre de la artista: Antonio García, un joven de familia humilde y ex campeón de natación que despuntaba como arquitecto de la clase alta de la capital.
El flechazo entre ambos fue instantáneo y tras un cariñoso noviazgo que cumplía con los cánones de la época, terminaron casándose en una boda que congregó a lo más granado de la burguesía madrileña de la época. Una vez casados, el abuelo de la presentadora de “Qué Apostamos” ayudó a su yerno a montar su primera inmobiliaria, Jotsa, colaborando con el cincuenta por ciento de la sociedad. La hoy convaleciente Ana María Obregón también formó parte del proyecto y ejerció de secretaria del consejo de administración de la empresa. La inmobiliaria se convirtió pronto en la más importante de España y suyos fueron los proyectos de las urbanizaciones de La Moraleja en Madrid y Sotogrande, en Cádiz.
Tras la boda comenzaron a llegar los niños y, a pesar de que siempre estuvo al lado de su marido como consejera de las decisiones importantes de la empresa, Ana María se centró en las labores educativas y de cuidados. Fueron nada menos que cinco churumbeles los que trajo al mundo: Ana, Celia, Amalia, Javier y Antonio. Gracias al tacto y a la mano izquierda de Ana María, el empresario inmobiliario aceptó que la mayor dejase la biología para seguir sus sueños de convertirse en actriz.
La complicidad entre madre e hija convirtió a la matriarca en un personaje habitual de los eventos a los que acudía la actriz y por ende en un nombre más de la crónica social. Desde los años 80 su rostro es reconocible por los consumidores de este tipo de información. Siempre elegante y perennemente atenta derrochaba educación y simpatía cuando atendía a los periodistas. Doña Ana fue los brazos en los que la actriz se consolaba tras sus rupturas sentimentales o quien la apoyó tras el diagnóstico de su hijo Álex.
En los últimos años las noticias de Ana María no siempre han sido las crónicas despreocupadas que han protagonizado durante toda una vida: A finales del verano de 2015, mientras pasaba sus célebres vacaciones mallorquinas, Ana María padeció un derrame cerebral y varias semanas ingresada en la Clínica Rotger de Palma de Mallorca. Dos años más tarde padecía un infarto que también puso en alerta a todo el clan.
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