El año que ahora termina ha estado marcado por la celebración del jubileo de “La Reina”. Y no me refiero a la de Inglaterra sino a la de Australia: Doña Kylie Minogue de Velencoso. La superestrella del pop celebra sus 25 años sobre los escenarios en los que ha editado, además, 25 sencillos de éxito. Analizando la imagen de la hermana de Dannii llegamos a una conclusión: Su cara (bien porque tiene buenos cirujanos o porque las diosas no envejecen) apenas ha mutado en cambio nos ha regalado toda una colección de peinados y looks dignos de analizar.
Los 80: laca y pureza
La irrupción de Kylie en nuestras vidas no podía ser más ochentera: En 1987 la amiga de los koalas parecía que llevaba uno de ellos en la cabeza. Cardada hasta el extremo y con unos niveles de laca que hicieron que el agujero de la capa de ozono fuese solo un poco más pequeño que su carisma . Inocente y virginal, así se nos mostraba la Kylie primigenea.
Los años 90: Sofisticación y rollito indie
La década de los 90 hizo a Kylie volverse más madura . En la primera mitad de la década intentó cultivar una imagen de ‘femme fatale’, muy felina y sofisticada. La paisana de los canguros quiso precisamente acabar con la imagen infantil de sus primeros años para convertirse en todo lo contrario.
En el ecuador de la década le dio por volverse experimental. Así un día la veíamos con el pelo corto, otro día pelirroja, otro morena, probó con el rollito gótico… Su música también pasó por una época de mutación y en estos años lo mismo colaboraba con Nick Cave que se enrollaba con Michael Hutchence que editaba singles electrónicos que inspirarían a Madonna para editar posteriormente ‘Ray of Light’.
En estos años también cultivó el rollito lesbo-incestuoso de la mano de su hermana Dannii o probó con disfraces imposibles como el de geisha o como personaje de videojuego en la película ‘Street Fighter’.
El nuevo milenio
La década pasada resultó la más vertiginosa en lo que a cambios de look de la señora de Velencoso: La hemos visto como modelo de lencería, como musa del espíritu yanqui, convertida en un robot y hasta en una revisión corregida y aumentada del espíritu setetentero de Brigitte Bardot.
En estos años también la hemos disfrutado como imagen de una marca de lencería o hecha una vedette en plan Norma Duval. El amargo paso del cáncer no impidió a Kylie seguir experimentando con su imagen. La inevitable pérdida de pelo que conllevó la quimio trajo consigo una enésima reinvención de su imagen.
Y dura, y dura, y dura…
En los últimos años la mujer que más amor reparte a todos sus seguidores no ha dejado de reinventarse: deidad helénica, musa de Tous, embajadora del espíritu de la Navidad y hasta doctoranda universitaria. ¿Qué será lo próximo?