Han pasado 16 años desde el fallecimiento de Carmen -Carmina- Ordóñez. Sin embargo su figura sigue siendo un referente en el mundo de la televisión, la información de corazón y la crónica social. Su sonrisa se apagaba para siempre el 23 de julio de 2004 pero su legado se mantiene. Hoy quiero homenajear a Carmina con un listado de diez conceptos que evidencian el enorme calado que su figura mantiene, casi dos décadas después, en la sociedad y la cultura popular española.
Carmen incluyó en el diccionario coloquial español el adverbio “divinamente”. Siempre respondía con esa palabra a la prensa cuando le preguntaba en cualquier ocasión (la cola para embarcar en el AVE, una fiesta o en la puerta de un juzgado) cómo se encontraba. Solía acompañar la respuesta, que demasiadas veces era una gran mentira, con un golpe de melena que la definía. Mucho tienen que aprender las famosas salidas de la telerrealidad o las redes sociales para conseguir el poder de atracción e interés que suscitaba Carmen.
La ciudad de Marrakech no tuvo ni tendrá mejor embajadora turística que Carmen Ordóñez. Carmina situó este hermoso enclave morisco en el mapa de los españoles. La Ordóñez siempre se sintió especialmente vinculada al embrujo islámico y lo utilizaba como vía de escape. Entre sishas, palmeras, mercados y tés encontraba la libertad y la tranquilidad que solía faltarle en España.
Pocas personas pueden presumir de bautizar a la tonalidad de un color. Carmen Ordóñez sí puede. En 1998 ejercía de madrina en la boda religiosa de su hijo Francisco con Eugenia Martínez de Irujo con un modelito inolvidable. El color del vestido azul con mantilla a juego provocó una riada de comentarios histórica y perpetró para los restos una tonalidad propia: nacía el Azul Carmina.
No todo era glamour y sofisticación en el universo de Carmen Ordóñez. Las redes sociales de los millenials siguen dando la bienvenida al verano con una estampa de la musa torera luciendo orgullosa una camiseta promocional del “Caribe Mix”. El souvenir del mítico recopilatorio de canciones pachangueras reconvertido en auténtica historia de la moda.
No existe mejor manera de definir el hedonismo que la vida de Carmen Ordóñez. La madre de Francisco y Cayetano vivió la vida, se la bebió y también la bailó. “A mi plín, soy Ordoñez Dominguín”.
La historia de la prensa del en corazón en España descansa sobre un clásico: dos mujeres enfrentadas por el amor de un hombre. Paloma Cuevas y Ana Soria, Marta López y Alexia Rivas, Amaia Montero y Malú, Antonia Dell’Atte y Ana Obregón, Belén Esteban y la Campanario… Pero si hay una génesis de esta tradición, ésta es la rivalidad entre Carmen Ordoñez e Isabel Pantoja. La tonadillera y la socialité se daban “guantás sin manos” desde las revistas con titulares del estilo de "Como mujer no tengo nada contra ella, como madre sí” o “Ella es la culpable de que mis hijos lloren”
El ancestral peregrinaje a la ermita del Rocío ya no se comprende sin la imagen de Carmen Ordóñez lavando sus pies con cerveza. “Para las durezas, nada mejor que un par de cervezas”, decía ‘La Divina’. La emblemática estampa es del año 2001 y en ella aparece un personaje secundario cuyas vivencias dan para tres series como la de La Veneno, Juan el Golosina.
La violencia doméstica encontró en Carmen Ordóñez a una de las primeras celebridades en ponerle nombre y apellidos. Tuvo lugar en el plató de “Crónicas Marcianas” a finales de los años 90. Carmen Ordóñez se armó de valor y contó ante toda España el infierno de palizas al que le tuvo sometida su tercer marido, Ernesto Neyra.
Carmen Ordóñez se ganó la vida “a todo flash”. Ella fue la primera colaboradora televisiva sin carrera, la primera socialité nacional, la primera influencer y la primera prescriptora. Nunca lo ocultó ni tuvo problema con ello, se bastaba de su belleza y su carisma. Lo mismo desfilaba que amadrinaba un restaurante o acudía al plató de 'A tu lado' a enfrentarse con la famosilla de turno.
Las causas de la muerte de Carmen continúan siendo un misterio. ¿Suicidio? ¿Accidente? ¿Sobredosis? La única respuesta oficial sobre su fallecimiento es que se debió a un paro cardiorrespiratorio y que hubo un golpe a consecuencia del desvanecimiento. Sus hijos prefirieron conservar el documento de la autopsia como secreto y jamás lo hicieron público.
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