La reina Letizia es pura espontaneidad. A pesar de que cumple con los protocolos propios de su cargo, no son pocas las veces que nos ha mostrado su faceta más fresca y natural. Prueba de ellos es la escena en la que se ha bajado de los tacones en Arganda del Rey. Además, alejada de artificios, en los últimos días la hemos visto tirada en el suelo jugando con los niños de una escuela que visitaba de manera oficial o reprochándole a uno de sus guardaespaldas un descuido en sus funciones.
La naturalidad de la Reina Letizia la acompaña desde sus primeros pasos en la Casa Real. En la memoria colectiva de todo el país está aquel “Déjame Terminar” que le espetó a su todavía novio Príncipe Felipe el Día de su Pedida de Mano. Los más puristas atacaron su 'osadía', mientras sus defensores celebraron que la entonces futura reina fuese tan campechana.
La monarca protagonizó hace pocos días otra divertida y emotiva anécdota: se saltó la rigurosidad del protocolo de una recepción en el Salón de Magnolias del Palacio de la Zarzuela para fundirse en un efusivo abrazo con Gerardo Fernández, un sordociego vigués que acudió en representación de la Fundación Discamino.
La hemeroteca real guarda otro momento muy interesante de la Consorte Real: cuando a modo de ‘Supernanny’ medió entre dos niñas que estaban peleándose. Ocurrió en Valladolid en el año 2011: Doña Letizia se dio cuenta de que una niña lloraba en primera fila y se acercó a ella. "¿Qué te pasa?" preguntó y la pequeña le dijo que su prima, otra niña que estaba a su lado, le había pellizcado."¿Quién ha empezado?" les preguntó, como haría cualquier madre, para continuar: "Pídele perdón a tu prima y dale un besito, ¿no ves que está llorando?". Y así tras mucho insistir, consiguió que la pequeña esbozase una sonrisa.
En los tiempos del Presidente Rajoy, Letizia tuvo simpáticos encuentros con su equipo y con el propio Jefe del Ejecutivo. En el año 2013, cuando el entonces Príncipe de Asturias defendía ante el COI la candidatura de para convertirse en la sede de los Juegos Olímpicos del 2020, no tuvo inconveniente en mandar callar al Jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, que charlaba de manera imprudente con Rita Barberá.
Años más tarde se hizo viral un momento de la Pascua Militar del año 2017. Durante la recepción de los reyes a las autoridades y mientras se encontraba conversando con su marido, Rajoy y la entonces Ministra de Defensa María Dolores del Cospedal, la monarca tuvo un ataque repentino de coquetería: sin pensárselo dos veces, rebuscó en su bolso y sacó un espejo de bolsillo en el que se miró varias veces mientras se retocaba los labios.
No todos los arrebatos de naturalidad resultan simpáticos. Uno de los tragos más difíciles para la imagen de la Reina Letizia fue el desencuentro que protagonizó en 2018 con su suegra, la Reina Sofía, a la salida del la Misa de Pascua en la Catedral de Palma.