Diana de Gales habría cumplido hoy 60 años: el legado que nos dejó el gran icono royal
El 31 de agosto de 1997 fallecía, con tan solo 36 años, Diana de Gales. Sin embargo, ese día comenzaba su mito. Si aquel fatídico accidente no hubiera tenido lugar, Lady Di celebraría hoy su 60 cumpleaños. Sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, van a dejar de lado sus diferencias para celebrar tan señalada fecha con un acto de homenaje en el que descubrirán una estatua de la malograda princesa que decorará los jardines de Kensington. En Divinity, por nuestra parte, queremos rendirle tributo recordando todo su legado.
Icono de la moda
Casi 25 años después de su muerte, el estilo de Diana sigue siendo tendencia. Ella fue la primera ‘influencer’: su elegancia natural y la marca personal que imprimía a la ropa que llevaba ha trascendido modas y tendencias. La relación de Diana con su vestuario iba más allá de lo superficial: la princesa utilizaba las prendas de su armario como si fuese su red social: según como vestía comunicaba al mundo cómo se sentía como cuando apareció con aquel inolvidable “vestido de la venganza” de la diseñadora griega Christina Stambolian para un evento que tenía lugar justo al tiempo que su ex marido confesaba su romance con Camilla Parker-Bowles.
Hasta sus modelos más casuales han sido revisitados por los diseñadores más importantes de la actualidad. Las famosas imágenes en las que sale del gimnasio con sudadera y pantalones de ciclistas han inspirado editoriales de moda y la “Maestra de la Costura” María Escoté lanzó una colección en 2017 íntegramente inspirada en su estilo.
Pionera en “contar la verdad para seguir viva”
No se crean que lo de Rocío Carrasco es nuevo. El 20 de noviembre de 1995 la BBC emitió una entrevista que sentó las bases del célebre testimonio de ex de Antonio David Flores. Diana paralizó el mundo con una entrevista televisada en la que se abrió en canal para hacer añicos la imagen de la Casa Real. Durante 50 minutos la princesa no paró de soltar titulares en los que hablaba sin tapujos sobre su matrimonio, las infidelidades de su marido, la connivencia de la Reina Isabel, sus traumas y desórdenes y su infeliz vida en palacio.
Aquella emisión sigue siendo objeto de estudio en las universidades de periodismo ya que precipitó los acontecimientos de la historia: el divorcio del heredero al trono, la caída en desgracia de la imagen público de la Familia Real británica y catapultó la popularidad de Diana entre los ingleses, que deseaban que ella fuese su futura soberana.
Repitiendo con lo que su madre ya hizo en aquel momento, su hijo Harry y Meghan Markle protagonizaron hace unos meses una polémica entrevista concedida a Oprah Winfrey:
Revolucionaria en las causas sociales
La implicación de Diana con Diana en causas solidarias fue total y absoluta. Además consiguió visibilizar estigmas y realidades a los que las figuras públicas habían dado la espalda. Diana supo utilizar su imagen para ir más allá de hacerse fotos en África, que también, sino que alzó la voz por otras causas que apenas recibían atención.
Diana ha sido fundamental para acabar con el estigma del VIH y el sida. Ya en los años 80 la princesa inauguró la primera unidad de VIH/sida del Reino Unido en el Hospital London Middlesex. Pero quiso ir más allá: besaba y daba la mano a los enfermos de la terrible enfermedad cuando la sociedad los trataba como apestados.
Otra causa con la que se implicó a fondo fueron las minas antipersona. En enero de 1997, el mismo año de su muerte, Diana asombró al mundo poniéndose un chaleco militar encima de su camisa de Armani y caminó con tranquilidad por un campo de minas en Angola. Meses después de fallecimiento, la campaña que amadrinó recibió el Nobel de la Paz y nada menos que 156 países suscribieron un convenio que prohibió las minas.
Su relación con la prensa rosa
Diana mantuvo durante toda su vida una relación de amor-odio con la prensa del corazón. La princesa era portada de las revistas y los tabloides prácticamente a diario y el acoso que recibió, que acabó con su fallecimiento cuando escapaba de los paparazzis, obligó a revisar los códigos deontológicos de los medios de comunicación.
La intimidad no existía para ella: fotografías en el gimnasio, conversaciones telefónicas filtradas o vídeos de ella en albornoz se pagaban por millones en el mercado periodístico. Una revista italiana llegó a publicar en exclusiva una macabra instantánea de su cadáver, atentados contra su dignidad que hoy sería impensable.