Reivindicando a Falete, el Lady Gaga de la copla

divinity.es 21/09/2012 10:05

La vanguardia conceptual pop 'made in Spain' tiene un nombre: Falete. Algunos errores cometidos por este gran especímen de la copla han podido dinamitar su imagen pública. Pero que nadie se confunda, dejando al margen sus coqueteos con los montajes corazoneros de los platós mas agresivos de la tele, esta 'tonadilla' es uno de los artistas más fascinantes, modernos, reivindicables y hasta 'punkarras' de la escena mediática.

Falete es a la tonadilla española lo que Lady Gaga a la música pop norteamericana: Una imagen de impacto, una personalidad única, un talento innegable, discos distribuidos por millones y la capacidad de generar debate social con cualquier cosa. Con estas premisas, ¿cómo no reivindicar su figura?

Su última rencarnación estética en geisha fascinaría al mismísimo Andy Warhol, a la vez que la pureza de su copla dejaría sin palabras a Lauren Postigo. Y es que ahí radica su principal grandeza: deja a cualquier drag-queen de Chueca a la altura del betún mientras es acogido entre vítores en las corralas más puristas del flamenco.

De casta le viene al galgo

Las dotes artísticas de Falete, nacido Rafael Ojeda Rojas hace 34 primaveras, le vienen marcadas en los genes. El artista es hijo de uno de los afamados 'Cantores de Híspalis'. El arte mitad cañí, mitad vanguardista siempre ha estado presente: Por un lado debutaba en Sevilla como parte del elenco de 'La Chunga' y por otro era escogido por la directora de teatro japonesa Yoko Komatsubara para sus innovadoras propuestas.

El debut discográfico y, con él, la fama internacional tuvo lugar en el año 2004 con la publicación de 'Amar Duele', que consiguió ser disco de oro con más de 60.000 copias vendidas. A partir de la extraordinaria acogida de este disco, le siguieron cuatro álbumes: 'Puta mentira' (2006); 'Coplas que nos han matao' (2007), '¿Quién te crees tú?' (2008); y su más reciente lanzamiento 'Sin censura' el cual incluye rancheras, boleros y arreglos sinfónicos. Todo ello sin perder su sello característico.