Tener una celebridad en el bloque o en el barrio puede ser una maldición. Si no que se lo digan a los vecinos de Ana Guerra, quienes, hartos de sus ensayos y cantes a deshoras, tuvieron que pedirle un poco de paz a través de una nota en el ascensor. La pobre explicó que estaba ensayando sin enterarse de que los cascos no estaban enchufados, pero el daño ya estaba hecho. La triunfita no es la única celebridad que ha tenido problemas con sus compañeros de rellano.
Laura Matamoros y a Benji Aparicio tienen una piedra en el zapato por culpa de una vecina. El cocinero y propietario de ‘Noname Bar‘ tuvo una bronca muy sonada con un vecino del bloque que le faltó el respeto a sus empleadas y boicotea su negoocio. “Nos tira cubos de lejía desde el balcón y nos insulta”, comentó el propio Benji a los medios de comunicación.
Lo mismo le pasa a los de Ángel Garó. El humorista y ex concursante de GH VIP tiene una guerra abierta con los habitantes de su portal. Los numeritos públicos (como aquel célebre episodio del balcón en el que gritaba a la policía) o las broncas habituales con sus parejas y familiares tienen al bloque al borde de la guerra civil: “Se cree un ser superior a la autoridad y a todo el mundo”, declaró uno de los afectados a “Sálvame”.
Tener a Lydia Lozano de vecina puede ser muy divertido pero también muy desesperante. Sus vecinos se quejan de que la colaboradora organiza fiestas hasta la madrugada con música a todo tren y decenas de invitados. Hace unos meses un vecino de la periodista aseguró que vio a la colaboradora "bailando el chuminero solo con bragas”.
En todas las comunidades de vecinos hay un listo que pasa de pagar la mensualidad y las derramas, ¿verdad? Pues en el edificio de Toñi Salazar, de “Azúcar Moreno”, ella podría ser esa persona. La cantante y su ex pareja, Pedro Luis Rilo, fueron embargados por una vieja deuda vecinal de su domicilio marbellí de Nueva Andalucía, el hogar que compartieron cuando salían juntos. En un escrito que los afectados remitieron al juzgado, los vecinos alegaban que Toñi y su novio, “con su conducta, ponen en peligro la subsistencia de la misma comunidad de propietarios, ya que el impago de sus obligaciones deben soportarlo el resto de vecinos en una conducta antisocial”.
Los vecinos de Alaska y Mario están hasta la coronilla de la mediática pareja. No tanto por culpa de Olvi y Mister Vaquerizo, sino por el acoso de sus fans. Desde que el portal de la pareja se hiciese famoso a raíz de su reality show, los admiradores de la pareja no paran de llamar a los telefonillos y molestar a todo el vecindario. Hasta ahora la relación entre Alaska, su marido y el resto de la comunidad era feliz y pacífico y a la pareja le duele mucho que su celebridad perturbe la paz de todo el edificio.
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