La fantástica madurez (con arrugas) de Carolina de Mónaco
La que tuvo, retuvo. Carolina de Mónaco, de 56 años, ha sido toda su vida un ejemplo de estilo y elegancia. Ahora, hecha toda una cincuentona, también. Y es que la hija de Grace Kelly y Rainiero es el mejor ejemplo de aquello que decía Adolfo Dominguez de “la arruga es bella”. No parecer más joven de lo que realmente se es no es sinónimo de falta de belleza. Al contrario, el gran valor de la princesa monegasca reside aparentar su edad frente al de las famosas ultraoperadas.
Su rostro, libre de bisturí, destaca por su expresividad a prueba de arrugas. Lejos de las hieráticas caras de sus contemporáneas más operadas, el cutis de Carolina rezuma vida por sus poros. Tan sólo hay que ver sus primeros planos para comprender este extremo.
La elegancia con arrugas no equivale al descuido. Sería absurdo pensar que Carolina de Mónaco no se echa sus cremitas, no acude a ninguna esteticista o se presenta en los actos públicos con la cara lavada como si fuese una zarrapastrosa antisistema. El secreto de la hermana de Estefanía reside en aceptar la madurez con naturalidad sin perder coquetería.
El perfecto conocimiento de su edad real, combinado con un buen conocimiento de la moda, le permiten a Carolina redondear su look de cincuentona sexy sin estridencias. Lejos de caer en el estilo ‘adolescente eterna’ de Anita Obregón, la princesa monegasca (que ya es abuela) sabe ‘juvenilizar’ sus estilismos: vaqueros, manoletinas, complementos, ‘color block’… ¡Si hasta la hemos visto fantástica con gafas de empollona!
La elegancia innata de Carolina es algo que se conoce desde hace tiempo: en los años 90, cuando por problemas de salud se quedó sin pelo completamente, la pudimos ver radiante en multitud de actos públicos: con pañuelos y turbantes la madre de Pierre, Carlota y Andrea Casiraghi brillaba con luz propia.
La figura también acompaña a la princesa para mantener su belleza serena. La princesa de Mónaco comete algunos excesos (la hemos visto fumando y bebiendo) pero intenta mantener una dieta sana y equilibrada: en los restaurantes a los que acude suele pedir verduras a la plancha y vigila mucho el tema de los carbohidratos, además es una deportista habitual.