La vida post olímpica de Gervasio Deferr, doble medallista olímpico en Sidney y Atenas, ha sido un infierno. Después de alcanzar la gloria deportiva, el gimnasta barcelonés sucumbió al mundo de las drogas y el alcohol. Tras caer en una espiral de autodestrucción de la que se ha recuperado, ahora da testimonio de sus vivencias.
Gervasio se encuentra en el sitio que le corresponde: trabaja en un gimnasio ayudando a otros niños a cumplir sus sueños deportivos. Lo hace en un gimnasio del barcelonés barrio de La Mina, uno de los más deprimidos y marginales de la capital catalana, y para chicos sin recursos. "Soñaba desde los 15 con abrir un gimnasio. Elegí el proyecto en La Mina porque vengo de una familia sin recursos y a través del deporte mi vida realmente cambió. Lo que para mí es una pasión para ellos puede ser un hobby que también les puede cambiar su vida. ¿Y dónde mejor que donde menos recursos haya?", explica.
Deferr combina sus actividades docentes con la narración de eventos deportivos para la televisión pública: Este verano, durante los Juegos Olímpicos de Tokio, comentó junto Paloma del Río las competiciones de gimnasia.
El camino hasta este punto vital ha sido complicado. Todo empezó cuando se encontraba en pleno apogeo y dio positivo en cannabis en un control antidopping y fue sancionado: "Me llama mi padre y me dice: 'Gervi, ¿es verdad eso? ¿Has dado positivo por cannabis en el Campeonato del Mundo y te han sancionado?'", relata el gimnasta que de repente vio como su mundo se desmoronaba. Sin embargo, supo mantener la compostura y aunque seguía consumiendo seguía obteniendo títulos deportivos escapando de los controles antidrogas.
Lo peor vendría a partir de su retirada oficial de la vida deportiva, en el año 2011. Deferr se retiró porque ya no podía ganar: "Yo sabía perder pero gestionaba mal la derrota". A partir de ese momento, el atleta se quedó sin objetivos “y la única manera de parar mi cabeza era bebiendo", admite. Tras varios años entregado a la mala vida, ingresó en un centro de desintoxicación y el proyecto de ayudar a los más desfavorecidos a través del deporte supuso la luz que necesitaba para salir del túnel. Ninguno de sus alumnos vivió cmo ganaba tres medallas olímpicas, pero Gervasio les inculca otros valores de suma importancia.
Deferr nació en Premiá de Mar (Barcelona) en noviembre de 1980. A los cinco años se inició en la gimnasia deportiva y a partir de su victoria en el Campeonato de España Júnior en el año 1996, no dejó de cosechar éxitos. Deferr obtuvo diversos galardones en campeonatos a nivel europeo e internacional. En el año 2000 se convirtió en campeón olímpico de salto de potro durante los Juegos Olímpicos de Sídney y consiguió su segundo oro olímpico durante los Juegos Olímpicos de Antenas, en el año 2004, en la misma disciplina.
Su tercera y última medalla olímpica la ganó cuatro años más tarde en los Juegos Olímpicos de Pekín. En esta ocasión, fue una plata en la disciplina de suelo. Gervasio Deffer se retiró del deporte en el año 2011, cuando tenía 30 años.
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